Ayer el comunista Castillo inició el camino recorrido por otros y ya conocido por todos.
En Piura volvió con la monserga vizcarrista de que "luchará contra la corrupción ". Ya sabemos lo que ocurrió. Tal como lo hizo el Lagarto inició "su trabajo" en Piura ofreciendo "cumplir" con las obras de esa estafa llamada "reconstrucción con cambios" con la vienen mintiendo desde el 2017.
"Trabajaremos con el pueblo organizado"; "no calentaremos el asiento", "nos sacaremos los zapatos". Dichos que ya hemos escuchado. El enfrentamiento con el Congreso, representante del pueblo, mandato entregado a través del voto.
Al estilo vizcarrista recurre al mensaje simplista, "los otros tienen la culpa", se ampara en el clientelaje con los alcaldes. Habló de "empresas que lucran" como si ello fuera malo.
Dijo que no le deben nada a nadie. ¿Será así? También se refirió que no esperarían "censura alguna" para que los ministros que no den resultados sean retirados. Castillo también dijo que supervisará las obras. ¿O sea asumiendo funciones constitucionales del Congreso y la Contraloria General de la República?
Entre aplausos de 50 alcaldes piuranos presentes prometió vacunas, carreteras, colegios, hospitales y otros. ¿Cumplirá? ¿Hay equipo ministerial para hacerlo?
"Este es el punto de partida para empezar a trabajar" dijo 2 semanas después de asumir el mando. Ya era hora.
Por supuesto no hubo preguntas de la prensa ni ninguna aclaración sobre los audios difundidos por Perú21 y sobre la ingerencia del sentenciado Cerrón en las decisiones de gobierno. Escapó rápidamente en medio de la protección de la policía que combatió a sus mentores ideológicos en los 80s.
La inauguración de la gestión de Castillo es un poco tarde y una repetición del vizcarrismo. Otras caras con las mismas falencias. Los errores son de "la burocracia", sostuvo. En otras palabras, "yo no soy el culpable, son otros". Lo mismo repetido por los incapaces que nos han gobernado en estos últimos 10 años.
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