Está claro que mientras los que tengan en sus manos el gobierno sean los que lo son hoy, el futuro se presenta sombrío y ello conlleva a expectativas negativas que influyen en la economía.
Un gobierno estatista ahuyenta la inversión privada, políticas orientadas a controlar y subsidiar precios solo nos hacen esperar que en muy poco la temida inflación atacará las bases del Milagro Peruano y la incertidumbre hará que los agentes económicos busquen un refugio para sus ahorros, el mismo que no es sino el dólar cuya cotización ha superado la fatídica cifra de 4 soles. Esta devaluación ha afectado la estructura de costos de los artículos de primera necesidad y con ello se ha producido alzas sustantivas de precios que han golpeado a todos y por supuesto a los peruanos de menos recursos. Entre tanto el BCR sigue quemando reservas para evitar que el tipo de cambio se dispare pero ello es como hacer una transfusión a un muerto. El problema no se soluciona con más compras sino con el asunto de las expectativas.
La economía se mueve por acciones y también por inacciones. El ministro de Economía no dice nada y el de Agricultura habla de "una segunda reforma agraria". La respuesta ha sido fuga de capitales, ida de inversionistas a países como Ecuador y paralización de inversiones en sectores importantísimos como la minería, clave en la generación de divisas. Ni qué decir de un ministro de Salud al cual escuchamos hablar estupideces mientras no hay vacunas y encima nos amenazan con un nuevo encierro (¿para poder controlar las protestas ciudadanas?)
Entre tanto un Congreso que ha caído en el inmovilismo, traiciones y cobardía y un "presidente" que no dice "ni pío". Por cierto ayer la noticia, que no ha sido destacada en toda su extensión es la inclusión del partido de gobierno, del Primer Ministro, del presidente en las sombras y de otros más en una investigación de lavados de activos. ¿En breve plazo terminarán siendo detenidos preliminarmente?
Otras instituciones y poderes del Estado siguen en silencio o sin saber qué hacer. Es la herencia del vizcarrismo. Nadie sabe aún si Julio Velarde seguirá al frente del Banco Central, si Socorro Heysen lo hará al frente de la SBS y si la cúpula militar verá el amanecer ya no de un nuevo año sino de los próximos meses.
Menos aún hay los votos para elegir a 6 Tribunos Constitucionsles con mandatos vencidos hace 2 años y tampoco para hacer lo propio con un anodino Defensor del Pueblo.
El Congreso no tiene aún una agenda y se mueve a paso de tortuga como si no sintieran el trepidar de las llamas que amenazan a la República. Y para variar ya hay tránsfugas convictos y confesos y la bancada comunista está a punto de quebrarse y otras parecen estar preocupadas en poder cobrar siquiera su "sencillito" de agosto.
Ante ese panorama, algunos llaman a que se reuna un fantasmal Consejo de Estado o a un Acuerdo Nacional que no representa a la Nación; mientras las calles marchan contra el comunismo y no tardarán en "exigir que se vayan todos y se realicen nuevas elecciones".
Tras la renuncia de PPK en el 2018 Víctor Andrés Garcia Belaúnde planteó nuevas elecciones pero una clase política "shakira" prefirió el estatus quo. Cuánto nos habríamos ahorrado si se le hubiera escuchado a Vitocho.
Hoy es hora de decisiones. Aún estamos a tiempo de otro "borrón y cuenta nueva". No hacerlo traerá no solo hambre y miseria sino pone en peligro la existencia del Perú, en el año que "celebra" su Bicentenario.
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