La función de asesoría ha venido a menos desde hace un buen tiempo, no solo por las características profesionales de quienes la asumen sino por las de los asesorados; perfectos ignorantes o "ilustres" NNs.
A diario vemos en la gaceta oficial nombramientos diversos como asesores "I, II o V". Muchos aparecen como asesores de la "alta direccion" (¿la habrá "baja"?).
Pocos justifican los sueldazos y gollorías. Muchos reciben el encargo por ser amigos, compadres o de la "bateria" de los gobernantes de turno. Y éstos, en su orfandad de ideas, conocimientos y experencia requieren de asesores hasta para escribir un discurso para inauguraciones de obras.
Lamentablemente miles de soles van a engordar las iniciales famélicas billeteras de estos burócratas que con el paso del tiempo reemplazan raídas y eternas indumentarias y de comer en "los agachados" van a restaurantes gourmet de moda, aunque sus chuscos paladares no distingan sabores o ingredientes sibaritas; aunque para ese entonces ya sepan qué cara poner para simular sus nulos conocimientos del buen comer y beber.
Fui en algún momento (2000-2001) asesor de Pablo Macera, un prestigioso historiador que ingresó a la política y ejerció el cargo de congresista. Lo cierto que ante todo fui un Secretario Personal que recibió la confianza con la extrema libertad de disentir con él en privado. El tuvo la generosidad de escucharme y tomar en cuenta mis observaciones. Recordemos que aquel año.vivimos una crisis permanente por largos meses.
No volvi a ocupar similar no porque no crea que esté capacitado para ello sino porque lamentablemente a la gran mayoría le gusta "los chicheño" y menos aún que su presencia les haga recordar sus carencias de los más elementales conocimientos. Así ha pasado en los ultimos 20 años con honrosas excepciones, lamentablemente.
El deterioro de la capacidad de elegir de los ciudadanos ha originado la presencia de diversos personajes sin el mínimo conocimiento del ABC del saber y peor aún, con ausencia de calidades personales; lo que hace imprescindible contar con un una corte de adulones que le llamen "doctor" y peor aún, crean que lo son.
El cargo de asesor requiere no solo conocimientos y experiencia, sino lealtad y mucha dedicación además de una gran visión estratégica e integral de la realidad; algo que escasea así como sobran perfectos "buenos para nada".
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