Cuando escuchamos a algunos desfasados hablar de "controlar los precios en favor de pueblo" no nos queda sino preguntarnos si alguna vez estos "economistas" han siguiera producido y vendido algo, sea un bien o un servicio.
Al parecer no creo que ello haya sucedido. Es muy "facil" decir que debe haber un precio máximo cuando éste no responde a una estructura de costos determinada y a un margen de utilidad que incluye la consideración de reinvertirla.
Sin embargo el precio a fijar tiene también otras consideraciones como las economías de escala, exclusividad, precios de "descreme de mercado" y otras consideraciones que hacen diferentes productos que parecieran que no lo fueran. No considerar sin embargo precios introductorios, ofertas u otras excepciones que escapan de la ley de la oferta y demanda, que algunos despistados comunistas quieren "derogar". Así mismo, ignorar que para mantenerse en el mercado hay que ser competitivo y diferenciarse, lo que implica indudablemente fijar precios y tarifas acordes a la competencia.
Para aquellos que creen que los costos inherentes a la fabricación de su producto o brindar un servicio son sólo los directamente imputables les recordamos que hay costos indirectos y gastos diversos (administrativos, de mercadeo y otros). Olvidar éstos en la fijación de un precio es suicida. No olvidar el craso error de algunos artesanos que no imputan su mano obra a la hora de fijar los precios y tarifas.
También no podemos olvidar el costo de oportunidad del capital invertido o del trabajo realizado, las expectativas (no confundir con la simple especulación) y los costos de reposición (en una economía con niveles significativos de inflación). Tampoco no podemos olvidar el impacto de la devaluación en el caso de productos para cuya fabricación se usen insumos importados o diversos costos expresados en otra moneda diferente a la nuestra.
Finalmente señalar que los controles de precios llevan directamente a los "mercados negros" y a la descapitalización de las empresas y su quiebra inexorable.
Atención a lo dicho. No olvidar que alguien siempre tendrá que asumir los costos de medidas populistas y a la larga ello alcanzará a todos via la temida inflación, el peor impuesto que pagan los más pobres.
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