Recibí una atenta llamada de un agudo analista quien me hizo una muy pertinente en cuánto a qué o a quiénes representa el actual gobierno comunista (o en vías de querer implantar ese régimen en el Peru).
Castillo y su propuesta recibió la adhesión de tan solo el 10 % del electorado, ennprimera vuelta) gracias a moverse entre las sombras y sin que la ciudadanía supiese exactamente qué planteaban. Lo que sucedió luego requiere una investigación profunda a fin de esclarecer la verdad de los hechos (¿hubo fraude?).
Todo esto nos lleva a preguntarnos cuántos peruanos avalan lo dicho o planteado por representantes de este gobierno cercanos a posiciones filoterroristas. La defensa de la figura de Edith Lagos concuerda con la tibieza con la que se condena (y condenó) al terrorismo y a regímenes como el cubano, venezolano o nicaragüense.
Un analista comentó el sábado último sobre la adhesión que recibe el comunismo en el sur del Perú, lo que haría problemática cualquier vacancia del comunista Castillo. ¿Qué ha generado ello? ¿La pobreza? ¿Los peruanos que viven en el sur recuerdan acaso la incapacidad y corrupción de los gobiernos regionales administrados por políticos vinculados a la izquierda? A los del sur habría que sumarle los del centro y nororiente en especial Junín y Cajamarca.
Así mismo cabría preguntarse cómo diversas regiones golpeadas por el terrorismo comunistaennlos 80s hoy le dan su voto a20 años políticos cercanos a esos delincuentes subversivos (Ayacucho, Apurímac, Huancavelica y Puno). Queda recordar el intenso trabajo proselitista de muchos maestros rurales y de las principales ciudades del sur que han vuelto a hacer el trabajo de concientización que hizo el comunismo en los 70s , tarea que los demócratas dejamos de hacer en esos años y en los últimos 20 años.
Hoy desde el gobierno, el comunismo usa prebendas y otros para impulsar el objetivo principal que esperan alcanzar o sea un cambio constitucional vía una Asamblea Constituyente de cara a quedarse en el poder como lo han hecho los castrochavistas.
El panorama se presenta complicado para la Democracia aunque la crisis económica propiciada como parte de la destruccion del tejido social termine siendo lo que frene (y no impulse) el proyecto comunista.
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