Hace más de treinta años era impensable pensar en una movilidad laboral tal como existe hoy, sea por que ya no hay una rígida estabilidad laboral como por la actitud de los jóvenes de hoy.
¿Fue necesaria la eliminación de la llamada estabilidad laboral o debió mejorarse ello?
En aquellos años era impensable el despido de un trabajador pese a que hubiera cometido un acto incluso fragante y por supuesto esto era peor en el Estado. Gran parte de la responsabilidad de ello fue la defensa cerrada que hacían los sindicatos de aquellos "trabajadores".
Sin embargo hoy un trabajador está expuesto a una serie de abusos por parte de malos empleadores, por ejemplo una jornada laboral casi sin fin debido al uso de la tecnología (celulares) que hace que el trabajador deba estar pendiente de una llamada incluso a medianoche.
Ni qué decir del uso y abuso de regímenes laborales abusivos que convierten lo temporal en eterno y lo excepcional en norma.
Es cierto que hoy en día las empresas tienen que adaptarse a los tiempos. Una rigidez laboral no podría hacer viable a empresas con producción temporal (por ejemplo las plantas agroindustriales que procesan frutos u hortalizas de temporada).
Sin embargo seamos claros, una empresa tampoco puede ser "subsidiada" por trabajadores con salarios bajos pese a su alta productividad. Ello hace ver que hay proyectos inviables en condiciones de mercado (por ejemplo trabajadores bien remunerados).
El asunto pareciera ser como el dilema de "quien es primero, el huevo o la gallina". Sin embargo ya hay avances en las normas laborales que permiten un grado razonable de protección al trabajador pero el tema es su cumplimiento y las sanciones que implican cuando no se cumplen las normas. Y sobre esto, no nos referimos solo a empleadores privados sino al Estado, que arrastra una enorme deuda pensionaria en detrimento del propio Estado. De Ripley¡
Todo esto es discutible y analizable pero para un 30% de la economía. ¿Qué hacer con el otro 70% informal? La respuesta es de Perogrullo. Formalizarlo con ingenio y decisión.
Esperemos que esta agenda sea vista con apremio en el Congredo. Se deje de lado la ideología y se planteen alternativas razonables y por ende viables.
Ni capitalismo salvaje, ni comunismo que solo trae hambre y miseria.
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