A alguien que siempre que hay que escuchar o leer con atención cuando se trate de temas vinculados al Congreso es al ex Oficial Mayor José Cevasco, de amplia experiencia y conocimientos.
Tras su paso por este importante puesto, formó personal que luego le tomó la posta con diversos resultados.
Sin embargo, para alguien que pasó un año por este poder del Estado sigue siendo un sinsentido una serie de situaciones, a pesar que tienen alguna explicación.
Por ejemplo el Congreso tiene "sus tiempos" que desgraciádamente no coinciden con las urgencias de la ciudadanía.
La asistencia y votaciones demoran absurdamente, más aún que existe un tablero electrónico que puede contabilizar las presencias y los votos en segundo.
El Congreso es un poder devaluado no porque haya perdido sus atribuciones sino porque sus miembros no tienen mayor experiencia pero sí raídos conocimientos. A ello le sumamos "la reforma" vizcarrista que impide reelegir a los mejores.
Hasta hoy esperamos una agenda de prioridades y que la fiscalización realizada tenga resultados. Lamentablemente escuchamos a congresistas hablar sandeces sin mayor pudor en los Plenos. Simplemente deberían ser suspendidos para discursar en el Hemiciclo aquellos que no se preparan y dan vergüenza ajena.
Anteayer el inquilino de Palacio de Gobierno dijo que no se había preparado para ejercer la Primera Magistratura. Lamentable reconocimiento, innecesario por cierto ante la probada incapacidad del comunista Castillo; la misma que no se expresa solo en sus discursos sino en los nombramientos de ministros y altos funcionarios así como en sus nulos logros tras 181 días de "gestión".
Pero como la desgracia no viene sola, no solo el Ejecutivo y Legislativo dan pena. No es posible que los tribunos constitucionales y el Defensor del Pueblo se mantengan en sus puestos con mandatos vencidos.
¿Qué decir del Sistema de Justicia y Electoral?
¿Estamos ante un Estado Fallido?
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