Hará pocos días un ciudadano que trabajaba (¿trabaja?) en un diario local lanzó como "propuesta" una descabellada y peligrosa idea. Sugirió sin más ni más que "alguien" cometa un atentado contra el comunista Castillo para acabar con su desgobierno.
Una amenaza rara y provocadora (y delictiva). Rápidamente salieron "varios, varias y varies" a condenar ello aunque si repasamos sus declaraciones del pasado reciente, vemos que han promovido "acciones" que serían detonantes de la "ira del pueblo" y también dijeron que "correrían ríos de sangre" si sus intereses fueran afectados. Sepulcros blanqueados, como dice la Biblia.
¿Ha actuado ya la Fiscalía y denunciado a este "kamikaze del ciberespacio" o es un disparo de salva, expresamente hecho para desviar la atención ante tantos presuntos hechos de corrupción en este régimen y de paso victimizar a Castillo?
Estando en un momento en el que "cualquier cosa" puede ocurrir, no sería rara ninguna maniobra distractiva.
La salida de Castillo deberá ser producto de lo que manda la Constitución y no por "un adelanto" de su Viaje Eterno y menos si es producto de una salvajada.
Ojalá que eso lo entienda no solo ese jovencito que dice ser periodista sino por quienes son herederos del terrorismo y que creen que "el poder nace del fusil" o que "la violencia es la partera de la historia".
Así mismo esto que ha acaecido como "amenaza" sea motivo para que los demócratas y aquellos que se dicen tales entiendan que la Democracia de verdad implica el respeto a la Constitución y que las diferencias no se arreglan blandiendo un machete o afilándolo en la pista frente a sus adversarios políticos.
Esperemos que la cordura impere y no lleguemos a un escenario que ya ha ocurrido en diversas etapas de nuestra vida republicana y que hoy es una indeseable pero probable realidad, tal como alerta el siempre lúcido Hugo Guerra en su columna del diario Expreso.
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