El reciente secuestro de dos periodistas del programa Cuarto Poder de América Televisión ha puesto en cuestión la pretendida extraterritorialidad que arguyen las llamadas "rondas campesinas" para cometer tropelías y media apelando a que son parte de "usos y costumbres ancestrales".
Las rondas campesinas nacieron hace 46 años en la provincia de Chota, Cajamarca, por lo que no tienen mucho de ancestrales. Su fundación obedeció a la necesidad de luchar contra el abigeato, faltas y delitos menores ante la ausencia del Estado y en particular de la Policía y de instancias judiciales.
La población peruana rural llega a un 21% del total, considerándose rural a poblaciones de menos de 2000 habitantes; sin embargo cada vez la mayoría de estas poblaciones ya no están tan alejadas ni menos incomunicadas gracias a las comunicaciones (telefonía celular y servicio de radio y televisión) y a una mayor red de caminos rurales. Por tanto argüir que los peruanos que viven en zonas rurales desconocen qué sucede en el Perú es una realidad que no se condice con lo que realmente pasa.
Hemos escuchado explicaciones diversas y tontas para querer justificar los delitos cometidos (secuestro, coacción y robo agravado al haberse realizada por una gran cantidad de pobladores armados con armas blancas e incluso con presencia de una autoridad electa). Incluso se ha dicho que la Constitución ampara el actuar (delictivo) de estas rondas cuyos abusos ya son intolerables (como el secuestro y maltratos a mujeres consideradas "brujas").
Querer tapar el sol con un dedo es estúpido y lo es más decir que el secuestro no fue tal sino "una conversación", que la lectura de un texto obligados bajo coacción fue de común acuerdo y que los periodistas "dejaron" sus equipos por propia voluntad. Solo faltó decir que fue una "reunión de patas" que terminó con la donación de lo que fue robado.
Sin embargo el trasfondo que preocupa es la legitimación de bandas fuera de la ley a la que todos estamos obligados. Y no solo eso, esto es una señal de este gobierno comunista. La prensa y todos los ciudadanos estamos notificados sobre qué podría pasar si seguimos poniendo en evidencia la corrupción de un desgobierno que se pudre.
La impunidad no es nueva. Los bloqueos de carreteras en el Corredor Minero Sur, las extorsiones a empresas mineras, la no tan lejana asonada en la llamada Curva del Diablo, los asaltos a empresas agroindustriales en Ica en el gobierno caviar de Sagasti y una serie de hechos que nunca tuvieron como contraparte la acción de la ley.
Todo esto es producto de la visión de la progresía. La existencia de peruanos de "una categoría especial" que tienen más derechos y nulos deberes. La ley para algunos llamados "pueblos originarios" no existe y se pretende que tengan derechos y representación "inflados".
Ya es hora que los contrabandistas de Puno, los narcotraficantes de látex de opio de Cajamarca, los falsificadores de productos de marca, los mineros ilegales de La Rinconada, los taladores ilegales del Manú, las firmas del VRAEM y otros tengan una respuesta del Estado y que el Perú no deje de ser un Estado Unitario donde existan "zonas liberadas" del cumplimiento de la Constitución y las leyes.
A las llamadas "rondas campesinas" ahora se suman unas fantasmales "rondas urbanas" que pretenden ser las "fuerzas de choque" del comunismo corrupto. Su "estreno" mediático se produjo ayer cuando fueron a "apretar" a América Televisión. ¿Quién las financian y quiénes son sus voceros? ¿Cuáles serán sus siguientes acciones?
Lo ocurrido en Cajamarca debe ser un punto de inflexión para poner orden en el Perú. Por cierto la respuesta no debe ser solo legal sino también política. El Congreso debe investigar los lazos de esos delincuentes y su fuente de poder desde no solo son azuzados sino ¿financiados?
Es necesario poner orden en este escenario patético. De lo contrario la estrategia para seguir dividiendo al país entre ricos y pobres seguirá avanzando.
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