Miles de jóvenes pagan significativos precios para ver a artistas populares pero de dudosa calidad. ¿Cómo los pagan? A punta de tarjetazos, endeudándose por varios meses.
¿Sabrán que eso podría acabar por su desinterés e indolencia para enfrentar una situación que cada día empeora? ¿Sabrán las consecuencias que acarreará perder el Grado de Inversión que tanto sacrificio costó obtener? Muchas líneas de crédito se verán reducidas y el costo del dinero expresado en las tasas de interés será cada día mayor.
Estos jóvenes nacieron en los años noventas y en el presente siglo. La gran mayoría no vivió los años de la hiperinflación y del terrorismo y menos tuvieron que migrar con sus padres escapando de un país de horror.
¿Quiénes son los responsables de que todo lo pasado haya sido olvidado y hoy estemos repitiendo los errores que nos llevaron a ser un país inelegible?
Desde los hogares, los colegios y en los mismos medios de comunicación se buscó olvidar todo quizás como un escape para no volver a sufrir con los recuerdos o exprofesamente para preparar el camino para que los enemigos de la Patria vuelvan a atacar como viene ocurriendo con total impunidad desde hace más de veinte años.
Importantes centros de formación universitaria han sido tomados por el caviaraje y desde ahí se promueven ideologías de muerte y aberraciones mientras que desde diversas expresiones culturales se procura lo mismo.
No son muchos los intentos para frenar ese avance por eso desde estas líneas aplaudimos el esfuerzo de Fernan Altuve quien el pasado martes 25 presentó su más reciente libro, Los Conservadores, que es un esfuerzo para rescatar el pensamiento conservador en los albores de la República; algo que debe imitarse para que otros investigadores sienten las bases de una propuesta política desde esta mirada. El Perú y su futuro así lo requieren.
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