La interpelación al ministro de Trabajo, por su vinculación a actos y organizaciones terroristas, trajo de pasada algunos dichos sobre los cuales vale la pena reflexionar.
La congresista comunista Sigrid Tesoro Bazan se refirió a los congresistas que apoyan a las empresas y a los trabajadores, como si fuera una dicotomía irreconciliable. Quizás en su estructura ideológica lo sea. No en vano milita en una organización política comunista, que promueve no la justicia social sino la lucha y el odio de clases.
Pero si finalmente sus propuestas fueran principistas, esta congresista de voz altisonamente y permanentemente confrontacional, hubiera defendido a sus colegas despedidos del diario La República en plena pandemia. Y si en realidad defendiera la "igualdad" quizás no gastaría tantos miles de dólares en viajes, ropa de lujo y otros gastos suntuarios mientras millones -a los que dice defender- pasan hambre. Es necesario que muestren un minimo de coherencia para creer en ellos.
Pero todo ello sería accesorio si ella supiera que la defensa de las empresas es condición mínima para defender el empleo de millones de trabajadores. Sino, ¿quiénes invierten y crean puestos de trabajo?
El éxito de las empresas permite que tengan utilidades, reinviertan, crezcan y creen nuevos puestos de trabajo. Por lo contrario, su cierre originará que muchos pierdan su fuente de ingresos.
La existencia de sindicatos y gremios que defiendan realmente derechos y sobre todo promuevan el cumplimiento de deberes labores hacen grande una economía . Sindicatos politizados e incluso infiltrados por elementos subversivos lo único que logran es destruir la economía, algo que por cierto apuntan. Ya ni qué decir de esos "dirigentes sindicales" que viven sin trabajar "gracias a licencias sindicales" o de aquellos que se valen -sobre todo en el Estado- de un relativo poder para conseguir puestos de trabajo hasta para sus amantes.
El día que congresistas o politicos como Tesoro Bazán promuevan la creación de puestos de trabajo invirtiendo sus recursos o endeudándose con los bancos y por tanto sepan cómo pagar planillas y a proveedores; ese día seguro dejarán de petardear a las empresas.
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