"El presidente escoge sus ministros", dicen algunos sobones. ¿Qué presidente?, preguntamos; si solo es un sombrero que balbucea incoherencias.
Si bien la Constitución le da esa atribución a quien funge de presidente, tampoco es un cheque en blanco que le permite ir a cualquier lugar, escoger a algunos y ponerles un fajín a quienes no tienen ni las más mínimas capacidades morales ni estudios y menos experirncia comprobada.
Si no fuera así, el llamado presidente podría ir al Parque de las Leyendas y ponerle el fajín a una mona, a la cual pondría un vestido de seda para la juramentación y ya sabremos que aunque vista de seda seguirá siendo una mona.
Ys es hora que la dación de "la confianza" del Pleno del Congreso no deba ser dada luego de un palabreo o una enumeración de "obras irrealizables" sino en base a cuestiones objetivas. De la misma manera la censura de cualquier mequetrefe deberá ser imperativo que impida que con su incapacidad, impericia o con sus actos corruptos terminen destruyendo el Perú.
No es posible que cualquiera sea "doctoreado" sin serlo y menos que use y abuse de la circulina, las "liebres" y de los asesores, tan ineptos como el asesorado.
El Estado no es un botín y menos de ganapanes. Ya es hora que gobiernen los mejores, los más honestos y aquellos que entiendan que son SERVIDORES de la Sociedad y no garrapatas que viven del Presupuesto Público.
Dicho esto, entre los nuevos ministros y los ratificados muy pocos tienen méritos para ocupar el cargo. Es hora que los manden a bañar y vuelva a escoger gabinete y si a la tercera Castillo vuelve a presentar otra lista de impresentables, que se vaya a su casa por incapacidad para ejercer la Presidencia, que sobrádamente lo ha demostrado.
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