Hay una leyenda urbana que le atribuye al corrupto ex presidente Toledo el uso de la palabra "nadies" como plural de "nadie". Quizás sea solo una de los tantos dichos que se dicen como si fueran verdad; aunque no sería raro que lo fuera. El maltrato del idioma era una de las características de Toledo, quien era casi un angloparlante materno pues fue a estudiar a USA desde muy joven.
Así como Toledo, la mayoría decente presidentes fueron desastre con el idioma, en los últimos 41 años. Tan solo Belaunde Terry y Alan Garcia en sus dos versiones (Hiperinflación y Crecimiento) podrían salvarse en un examen de oratoria; sin embargo, no obteniendo una "buena nota", Alberto Fujimori obtendría un Suma Cum Laude en gestión. No en vano fue el que "resucitó" al Peru en 1990.
Los otros presidentes, incluyendo el comunista Castillo, no solo discursan mal (o pésimo) sino que fueron un desastre como gobernantes; desde el anodino Paniagua (liberador de terroristas), pasando por el corrupto Toledo, el mediocre Humala, el cuasi "gringo" PPK y los accesitarios Lagarto, Merino y Sagasti, este último un desastre envuelto en papel morado y con un listón rojo-negro (a la usanza emerretista).
A lo largo de estos 41 años hemos escuchado muchos ofrecimientos desde los sueños de opio belaundistas hasta la actual convocatoria a Asamblea Constituyente. Lo cierto que en estos años, tal como hemos sostenido, el Perú recuerda sobre todo el primer gobierno de Alberto Fujimori y el segundo de Garcia Pérez.
Sin embargo, quienes ya peinamos canas no dejamos de sostener que tres probables gobiernos, que no fueron pero que debieron serlo, pudieron cambiar nuestro destino. El que pudo encabezar Pedro Beltran en 1962 ; Luis Banchero Rossi en 1969 y el de Luis Bedoya en 1980. Si hubiera sido así, quizás el de Fujinori no hubiera sido y hoy el Perú sería "una Alemania".
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