Así dice el dicho y que aplica a muchos aspectos de la vida diaria y por qué no, también al quehacer culinario.
Una cosa es cocinar para uno o para las amistades y otras ya como negocio o para grupos grandes.
La cocina, como ya dijimos anteriormente, tiene mucho de práctica, de conocimientos teóricos y también de generosidad y amor. Una persona tacaña nunca será buen cocinero pues siempre buscará minimizar costos a costa de la calidad de los platos.
Si bien como negocio el cocinar está ajustado a una estructura de costos, no está exento de lo indicado anteriormente, teniendo en cuenta que todo tiene un correlato entre precio/calidad; sin embargo el buen sabor no puede dejar de estar de lado.
Respecto al amor que le ponemos a la hora de cocinar, éste no está ausente a la hora de cocinar sea como hobby o negocio. Ahí está el secreto del plus que hace diferente a cualquier plato de comida.
Ya como negocio, el cocinar tiene diversos factores que permite hacerlo más rentable. Por ejemplo a la hora de comprar los insumos y también las economías de escala que permiten disminuir los costos fijos unitarios.
Leía el otro día lo que distingue a los restaurantes de prestigio, fuera de la variedad de platos, la infraestructura y servicio. Al respecto un especialista decía que era de enorme importancia la calidad estandarizada. No es que un plato salga delicioso una vez y otras no tanto. Todas las veces el mismo plato debería ser igual de delicioso. Ese era el secreto de la preferencia de los clientes que buscan un determinado tipo de comida y de platos.
Entonces, la fama de un restaurante nace de su fogón. El chef o cocinero es el aliado más importante del los dueños de un restaurante. Su contratación o su ida puede ser clave para el éxito de un restaurante, sea el que sea. Así mismo no olvidemos que el trabajo en la cocina es en equipo, el cual está conformado por asistentes y ayudantes, los mismos que son un importante y valioso apoyo. Sin ellos, un chef o cocinero principal no podria cumplir su trabajo.
A tener en cuenta¡
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