miércoles, 24 de noviembre de 2021

CUMPLIR LAS NORMAS

El uso de la bicicleta se ha venido extendiendo en los últimos años sea para trasladarmos  al trabajo o para pasear. Incluso antes de la pandemia muchos jóvenes la  usaban para ir a estudiar.

Diversos municipios de la capital acondicionaron rutas especiales (ciclovías) aunque no siempre bien hechas y menos a costos creíbles. 

El aumento del uso de este medio de transporte hizo que se dinamizarán las ventas de las bicicletas, repuestos, accesorios, indumentarias y por toda la ciudad aparecieran pequeños talleres de reparación y mantenimiento e incluso empresas que alquilan éstas en diversos distritos.

Un círculo virtuoso que de pronto se frenó por la innamobilidad en la pandemia pero se abrieron nuevas posibilidades para el uso de la bicicleta. El servicio de delivery requería para distancias cortas de un medio que fuera más barato que las motocicletas. 

Eil uso de las bicicletas se intensificó pero sin el orden y el cumplimiento de las normas de tránsito extensivas a este medio de locomoción; a pesar que ya se han anunciado medidas punitivas contra los que no cumplen las normas.

A la fecha no hay estadísticas de accidentes de diversa magnitud pero esto no es motivo para dejar de alertar sobre el impacto en cuato a pérdidas de vidas humanas y daños materiales.

El tema no es solo la aplicación de medidas punitivas sino sobre todo en la promoción de la educación, tan venida a menos, que implique la enseñanza y difusión del cumplimiento de los deberes y normas; una carencia que tiene impacto en todos los aspectos de la vida diaria.

¿Qué puede esperar el ciudadano común y corriente; si pasados 5 años nadie ha sido condenado por el caso Odebrecht y otros similares? Aquellos que se consideraban "referentes morales" terminaron siendo tremendos ladrones y hoy vemos cómo la prensa denuncia flagrantes casos de corrupción  y los imputados ni se inmutan. ¿Qué pasó con el caso Swing y los audios donde el genocida Vizcarra impartía órdenes para tapar las tropelías?

Algunos dirán qué tiene todo lo indicado con las infracciones de los ciclistas. Muy simple. La impunidad campea y no hay un mínimo de incentivo para cumplir las normas y  menos que su incumplimiento sea sancionado. ¿Para qué debería un ciudadano cumplirlas si desde lo más alto del Estado "nos dan el mal ejemplo" y cada día los hogares y escuelas dejan de ser crisoles de la enseñanza del bien y del actuar bien?

¿Queremos cambiar la Sociedad y que los ciclistas no nos arrollen? Cambiemos los hogares y las escuelas.  Mejores padres y mejores maestros¡


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