Cuando los comunistas hablan de una "segunda reforma agraria" es una muestra de lo anacrónico de sus propuestas, orientadas no al desarrollo del agro sino a la supervivencia de unidades familiares que lo único que promueven es la pobreza.
En los últimos 30 años el agro cambió gracias entre otros al trabajo incansable , entre otros, del Ingeniero Absalón Vásquez así como la inversión de empresarios que convirtieron inmensas pampas desérticas en áreas verdes.
Un producto símbolo de ese desarrollo es el arándano, años atrás conocido por muy pocos y hoy muy popular en las mesas de las familias peruanas y producto estrella de la agroindustria exportadora.
Zonas como Ica, Virú y otras se convirtieron en polos de desarrollo, donde el empleo era pleno. Contra ello apunta el comunismo para destruir las bases de la economía y generar miseria.
La agricultura familiar no es ya viable como factor de desarrollo. Para que proyectos agrícolas y agroindustriales sean rentables se requiere economías de escala, creciente investigación y mecanización en los diversos procesos aunque cabe mencionar que diversos productos como los espárragos requieren de abundante mano de obra en la cosecha.
Hoy el gobierno del comunista Castillo reivindica la fracasada reforma agraria del Velascato que tuvo poco que rescatar y llevó al descalabro a exitosas empresas de la costa norte del Perú. Para transformar hoy el agro en la Sierra se requiere fomento de los mercados, apoyo tecnológico y crédito pero con un enfoque que priorice la participación privada y asociativa mas no el asistencialismo estatista.
Para aquellos que sostienen que no se ha avanzado nada, sería bueno que recorra la costa del Perú, revise las estadísticas y constate cómo cambió la vida de muchos gracias al Milagto del Agro Peruano.
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