Algunos analistas, con cierta razón, se preguntan acerca de qué se plantea como salida a la situación política que vivimos.
Después de Castillo, ¿qué o quién? Ante todo la respuesta a estas interrogantes pasa primero por una salida, sea por vacancia o renuncia, de quien llegó a Palacio de Gobierno sin méritos ni capacidades algunas.
Tras ello no queda sino una Transición que permita fumigar no solo las diversas instancias del Ejecutivo sino los diversos poderes infectados desde el 2001 y con mayor fuerza en los últimos 10 años.
¿Será una transición tranquila? No lo creemos. Ya el analista César Campos prevé una posible guerra civil como las sucedidas en diversas etapas de nuestra vida incluso desde los hermanos Ayar hasta los tiempos de 1948. Por cierto no incluimos ningún movimiento subversivo de los 60s y menos los terroristas de los 80s y 90s.
Lo acaecido el 30 de septiembre de 2018, la vacancia del genocida Vizcarra ni la renuncia de Merino de Lama puede ser considerados siquiera como un enfrentamiento entre civiles sino algaradas promovidas por la caviarada con el apoyo de grupos lumpen, con la venia de la Fuerza Armada.
Lo que podría venir sería como consecuencia de un llamado hecho desde las redes sociales y con evidente preparación e intervención de actores extranjeros como Evo Morales (¿y el G2 cubano?) y la presencia narcoterrorista de los Quispe Palomino.
Entonces, ante a ello ¿quién? Es difícil dar un nombre pero los demócratas exigen una figura respaldada por un equipo de gente capaz y con experiencia en el manejo de la "cosa pública". Será necesario entonces la figura de alguien que tenga experiencia en el manejo exitoso de una Institución o empresa de reconocido prestigio y que tenga como virtudes algo que hoy muchos reclamanos como valentía para afrontar situaciones límites y ser directo y frontal.
En estos momentos sin embargo preferiríamos, antes que dar nombres, añadir algunas características que debe tener un líder que guíe al Perú hacia su reconstrucción democrática.
Al identikid de este líder, agregaremos a las características dichas, probada militancia democrática, conocimiento de nuestro vasto territorio, experiencia, conocimientos en temas diversos (incluyendo por cierto la Economía), don de mando así como que sepa convocar gente capaz y proba y que sea sobre todo honesto.
El Perú no está para más ensayos menos con experpentos. El próximo Presidente debe surgir de una confluencia democrática que esperemos que se dé. Pero primero es lo primero. Ello es la salida del comunista Castillo. Antes de ponernos los zapatos, pongámonos las medias.
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