Tras casi 3 de los 4 años de mandato de las autoridades municipales y regionales, nada bueno (o muy poco) podemos resaltar. La última quincena nos trae las noticias sobre la detención de los gobernadores regionales de Arequipa y Puno, ambas por corrupción. Ellos se unen a una lista inacabable de indeseables que recibieron la confianza de los electores.
Los alcaldes no dejan de ser la excepción. Lima iba a ser "Limaflores" y hoy sigue siendo una ciudad en permanente crisis. La capital es la única en Sudamérica que está a orillas de un océano pero hasta ahora esto no puede convertirse en una ventaja comparativa que permita atraer inversión y desarrollo, así como por cierto más turistas.
Un ejemplo de ello es el sinsentido con el que el alcalde de Barranco impide reabrir los restaurantes ubicados en BordeMar en la Costa Verde. No hay razones técnicas ni legales. Pura leguleyada de un alcalde cuya "gestión " es conocida por los barranquinos como "cero cero".
¿Cómo entender ello? Una primera razón sería la ideologización que se impone a la razón. ¿Quién pierde con ello? Por cierto los empresarios como Carlos Bruce a quien escuché en PBO Radio en el.programa de Claudia Toro levantar la voz contra esta decisión; pero sobre todo más de 200 familias que no pueden cubrir sus necesidades pues sus cabezas no pueden trabajar por la decisión de un alcalde.
Hasta cuándo los alcaldes dejarán de impedir la promoción del desarrollo de sus ciudades y por tanto dejar de "poner piedras en el camino" de quienes invierten y crean trabajo.
Queda tan solo un año del mandato de gobernadores regionales como los corruptos Cáceres y Luque o de alcaldes como el alcalde de Barranco; pero el daño esta hecho. Millones perdidos en orrupción y otros tantos por la incapacidad de quienes llegan a un poder efímero, no para hacer el bien sino lo contrario.
Esperemos que la ley y el buen sentido se impongan y pronto vuelva a operar BordeMar.
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