A veces ya cansa defender a un Congreso que da sobradas muestras de poco empuje y no justifica su existencia tal como está conformado hoy, con honrosas existencias.
Mientras un grupo reducido trabaja "eficientemente" promoviendo agendas aberrantes o lavando la cara a asesinos; quienes defendemos Valores, el Estado de Derecho y la Economía de Mercado no logramos unir esfuerzos para enfrentar los peligros que acechan a nuestra Patria.
Soy de quienes recorren la ciudad en el servicio público o a pie. Constato por tanto el sentir del ciudadano común que no es sino de malestar y desesperanza, mientras que su bolsillo cada día languidece.
Veo que cada día es más difícil que se vendan los departamentos que están en stock en los diversos proyectos inmobiliarios. Los taxistas, termómetro de la ciudad, nos dicen cuán difícil es seguir "parando la olla" y la otrora concurrida Calle de las Pizzas languidece por falta de clientes.
Mientras tanto una prensa aceitada con publicidad estatal hace esfuerzos para maquillar la realidad y un Estado elefantiásico e incapaz sigue creciendo y engordando mientras los ciudadanos constatamos que ello es inversamente proporción a los resultados que deberían mostrar.
La crisis sólo tiene una salida. La constitucional. Renuncia o vacancia ante la incapacidad comprobada del gobernante de turno.
Digamos NO al golpismo ramplón o a los intentos de entregar el Perú al comunismo.
Esperamos que dentro de 165 días ya hayamos retomado el orden y desarrollo y por ende miremos con esperanza el Bicentenario.
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