Todos tenemos el derecho a sentar posiciones y hacerlas conocer más allá de poses de independencia.
En el caso de muchos artistas esto se da, amparado en la idea que éstos expresan ello libre de condicionamientos. En otras palabras son "unos ángeles asexuados".
Sin embargo ello no es así. La cultura y todas sus manifestaciones han sido tomadas desde hace mucho tiempo por la progresía, expresión del Nuevo Orden Mundial que quieren imponer.
Esto no es de ahora, sino recordemos el movimiento hippie, el impulso de la música psicodélica (y el consumo de LSD) o canciones que eran una oda a la cocaina (Cocaine, Eric Clapton), citando casos de los 70s.
Hoy en día los artistas y sus expresiones buscan impulsar falsos valores como parte de una agenda aberrante que promueven la muerte y la destrucción de la vida.
En el Perú a la par de ello hemos tenido artistas de todo calibre que se han autotitulado ser "la reserva moral" y han sido la punta de lanza para sostener los gobiernos corruptos de los últimos 20 años. Ni qué decir de quienes fueron cómplices del terrorismo y reclutaban gente en sus fiestas underground o cantaban en honor de "los hijos del pueblo", como.llamaba Martina Portocarrero al terrorista senderista Jovaldo o cuando la viuda de Arguedas, Sybilla Arredondo era parte del cogollo senderista.
Conversaba con un amigo, quien ingenuamente me decía que hay que juzgar a los artistas por sus obras, más allá del contenido explícito o subliminal. Craso error.
El artista aquí y allá tiene posiciones y con su arte busca influenciar en quienes los ven, escuchan o leen. Son usados como referentes y actúan como tal. Recordemos a más de uno que salía a "lavar banderas" o "marchar contra la corrupción " y defendieron a muerte a la corrupta Susana Villaran y su banda. ¿Lo hicieron solo por principios?
Y por último vemos cómo el novelista Mario Vargas ha sido en los últimos años "garante" de la mayoría de gobiernos corruptos e incluso tuvo la peregrina idea de promocionar tempranamente la fallida candidatura de Nadine Heredia, sobre quien pesan graves acusaciones de corrupción.
A Vargas agreguemos otros menos famosos quienes junto al novelista promovieron y apoyaron al Lagarto, aplaudiendo a rabiar el golpe que perpetró y ahora que se sabe la catadura moral de Vizcarra, se callan en todos los idiomas y otros más escénicos, "se indignan".
Por cierto que el arte y la cultura tiene ese escenario "gracias" también a que quienes debieron ocupar un espacio, lo abandonaron, cerraron los ojos o les pareció irrelevante su influencia; algo por cierto que no es así. Lamentablemente.
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