No son de ahora sino de hace mucho tiempo. Se repiten sin pensar ni cuestionarlas. Son las llamadas "leyendas urbanas" que tratan de explicar la pobreza de muchos, sus causas y sus consecuencias.
Sin embargo no hay estadísticas confiables que sustenten aparentes "éxitos o fracasos" de las llamadas políticas públicas ni la gestión de los gobiernos de las últimas dos décadas.
Lo que no podemos negar (por sus resultados) es la crisis que vivimos en los años 80s y lo qué sucedió luego, tras la resurrección del Perú gracias al Presidente Fujimori. Siempre habrá los que busquen "los peros"; son los responsables del desastre y los que no viviendo en los años 80s se llenan la boca y son los respondables de la crisis que hoy vivimos.
Tirios y troyanos critican "el modelo económico", muchos hablan de "la corrupción" pero pocos señalan a los responsables con nombre propio. Claro, no les conviene pues en su entorno "tienen ropa tendida".
Tras los 90s el Perú siguió creciendo y cerrando brechas de inequidad y miseria pero la corrupción echó más raíces, no solo desde "la derecha" sino en quienes por tiempo se consideraron "reserva moral", vale decir la izquierda y sus aliados que en los 80s fueron cómplice del terrorismo. La corrupción no solo saqueó el Gobierno Nacional, sino el regional y las municipalidades, enanos de decenas de radicales incapaces y corruptos.
El punto de inflexión de nuestro crecimiento fue sin duda el 2011 pero pese a ello el retroceso parecía impercetible. Es con el gobierno de PPK (paradójicamente autotitulado "de lujo") que la caída se acelera y llegamos al punto que hoy nos encontramos.
En este periodo vivimos la pandemia y el frágil crecimiento (asentado en una peligrosa informalidad) retrocedió. Gobernantes incapaces y corruptos no hicieron nada (o muy poco) pero sí siguieron robando a "manos llenas".
Es hora de reconstruir al Perú, no solo sus instituciones, su economía y sus relaciones sociales sino la moral de nuestra sociedad. No excluyamos a nadie; ni a los viejos ni a "los tradicionales"; siempre y cuando no tengan la mácula de haber robado a lo largo de estos años.
Si creemos que solamente la juventud y "la inocencia política" nos van a sacar del hoyo, estamos equivocados. Sino miremos "los n" ejemplos que contradicen aquella frase de que "los viejos deben irse a la tumba y los jóvenes a la obra". Creer ello es destruir nuestra historia y todo lo bueno que hicieron los que nos precedieron.
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