Bastó que algunos voceros de Fuerza Popular dijeran que Keiko Fujimori podría ser la candidata de este partido en las próximas elecciones generales (¿2026?) para que surjan de nuevo los "antis" que tanto daño han hecho al Perú en estos últimos 25 años.
Fujimori y Fuerza Popular tienen el derecho expedito para participar políticamente y pretender plantear que no lo hagan no solo es antidemocrático sino es apelar al veto que estuvo vigente muchos años contra Haya de la Torre y el APRA.
Lo democrático es optar positivamente, vale decir "voto por X", ergo "no voto por otros incluyendo Fujimori". Sin embargo lo que está en juego de cara a las próximas elecciones es un frente democrático de partidos de centro derecha y derecha a los que se sumen partidos patriotas o los que se digan de "izquierda democrática" que estén dispuestos a llevar a cabo una serie de transformaciones en Democracia.
En esa mirada, presentar varias alternativas no solo es inoportuno sino conducente a una derrota electoral.
Cada quien tiene sus puntos de vista y miradas pero lanzar infundios y alimentar "los antis" pero lo único que logra es hacerle "el juego" a sectores violentistas que buscan deslegitimar opciones democráticas.
En lo que respecta a Fuerza Popular y en particular Keiko Fujimori, enrostrarle sus "derrotas electorales" y clavarle el mote de "perdedora" es legitimar dos resultados electorales; uno claramente sospechoso como el del 2016 y uno abiertamente ilegítimo, fraudulento, como el que permitió que un ladrón comunista saqueara 17 meses nuestras arcas.
Muchos salimos en defensa de nuestros votos, principistamente, y no precisamente por una candidatura. Algunos olvidan ello e implícitamente pareciera que fuera así.
Incluso surgen voces que se han echado "el alma a la espalda" y también olvidan el origen espúreo de la sucesora de Castillo, elegida como vicepresidenta en el mismo proceso ilegítimo. Unos apelando al realismo, otros rindiendo banderas en aras de "la institucionalidad y otros tantos ("los nidistas") que ven una oportunidad de "ganarse alguito".
Pocos no han caído en ese "dilema diabólico" (seguir oponiéndose a un desgobierno heredero o treparse al coche). Uno de ellos es el jurista Fernan Altuve, quien con razones de peso nos señala el camino y no cede ante "el cántico de sirenas" .
Finalmente, el Perú no necesita "antis" sino "pros" y el escenario que viviremos en los próximos años es el de "estabilizar al paciente llamado Perú" y llevar a cabo un proceso electoral limpio que elija a un gobierno de transición que dure hasta el 2031.
El odio cainita no tiene cabida en este camino que nos toca recorrer; como tampoco debemos ceder un milímetro ante los enemigos de la Democracia, el comunismo, el caviaraje, los mercantilistas, los corruptos y los que pretenden ser los dueños de la verdad deslegitimando a los opositores que están en "la misma vereda".
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