Este año celebraremos el día del Maestro en forma especial. Han pasado 70 años desde que el gran Presidente Manual Odría instauró esta fecha recordando la fundación de la Escuela Normal de Preceptores en 1822.
Celebrar la abnegación de los maestros es un justo reconocimiento a quienes nos formaron desde temprana edad. Como olvidar a quienes nos enseñaron las primeras letras.
Desgraciádamente una noble tarea fue infectada por el germen comunista con el pretexto de reivindicaciones laborales. El gran culpable de ello fue el sindicato conocido como SUTEP que luego fue infiltrado por la subversión a través de fachadas como el llamado FENATEP. Nada bueno surgió desde la fundación del SUTEP en 1970. Las constantes huelgas y el poco interés en mejorar la calidad de la educación trajo consigo una crisis en este sector.
Sin embargo en el periodo 2006-2011 se inpulsó no solo la capacitación sino la mejora continua vía la meritocracia (evaluación permanente, escalafón magisterial y mejoras en los sueldos).
Hoy ser maestro es un reto que implica constante capacitación y actualización pero lo que nunca debe cambiar es el amor y entrega a su labor educativa. La vocación magisterial solo es comparable con otras sublimes como el sacerdocio, la médica o el servicio militar.
En esta fecha tan importante exhortamos a los maestros a cumplir a cabalidad con sus tareas. Hoy más que nunca es válido aquello que "los jóvenes son el futuro de un país". Ellos requieren no solo de conocimientos, métodos y el uso de nuevas tecnologías de información y comunicación (TIC's) sino sobre todo formarse con valores y ello solo será posible si tenemos maestros que crean y apuesten por la Vida, la Familia, el Orden Natural y por cierto en la Fe.
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