Desde que tengo uso de razón, el Perú siempre ha estado en crisis. En todas Fiestas Patrias ha habido sorpresas. Los mensajes presidenciales nunca han estado exentos de la expectativa ciudadana, para bien o para mal.
Dina Boluarte ha ofrecido a través de su Primer Ministro "un mensaje potente y de unidad nacional" en medio de protestas de un sector de la izquierda radical aliado con el caviaraje que intentan imponer una agenda subversiva y anticonstitucional (adelanto de elecciones, cierre del Congreso y Asamblea Constituyente).
Una parte, cómplice del ladrón golpista, busca su libertad y junto con el caviaraje "exigen la renuncia" de su candidata electa en una fórmula presidencial ilegal en el marco de unas elecciones ilegítimas y cubiertas de manchas de ilegalidad. ¿De qué se quejan los ayer sus promotores, socios y cómplices?
Boluarte tiene un mandato válido -con origen cuestionado- hasta julio del 2026 como consecuencia de una sucesión constitucional, mandato cuya caducidad también tiene el Congreso de la República, con el agregado que Boluarte puede renunciar y acortar su mandato; mas no el Congreso cuyo mandato es irrenunciable; salvo que exista una reforma constitucional tal como manda la Carta Magna; algo por cierto 99% improbable (en el Perú todo puede pasar).
Esas restricciones constitucionales hacen más responsables a quienes eligieron a Castillo-Boluarte y a las decenas de "niños, mochasueldos y otros impresentables". ¿Alguna vez aprenderemos a elegir bien?
Estos mismos congresistas tienen la potestad de elegir una nueva Mesa Directiva del Congreso, que según cálculos pesimistas (y realistas) podrían recaer en una fórmula nociva no solo para el gobierno de Boluarte sino sobre todo para el Perú; pues en caso de renuncia o vacancia presidental, el Presidente del Congreso asumiría transitoriamente la Presidencia de la República y el primer Vicepresidencia asumiría la Presidencia del Congreso. Menuda coyuntura que tendríamos que afrontar.
Respecto al contenido del Mensaje Presidencial, mañana expondremos algunos deseos y asuntos que creemos deberían ser dichos (y cumplidos) por la Presidente Boluarte no solo en los próximos doce meses sino hasta el término de su mandato, si éste llega a ser el 2026. De esto depende que Boluarte tenga legitimidad por el ejercicio del mandato y el 2026 sea una fecha cierta y no "una fecha de vencimiento" cuya etiqueta puede ser cambiada en cualquier momento.
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