martes, 11 de julio de 2023

¿PARTIDOS?

 


Mucho se habla de la necesidad de "verdaderos" partidos políticos; sin embargo esa necesidad se ha traducido en una hidra de casi tres decenas de cabezas (alternativas), algunas con sustento y otras que no sabemos realmente qué o a quiénes representan.

A fines de los años 80's los partidos históricos (APRA, PPC, AP y algunos de la izquierda marxista) entraron en franco y progresivo declive; siendo reemplazados por movimientos "independientes" como fue OBRAS (que ganó en 1989 la más importante alcaldía, Lima Metropolitana) y en 1990, Cambio 90 que llevó a Palacio de Gobierno a un casi desconocido profesor universitario, el ingeniero Alberto Fujimori

En los siguientes 20 meses, hubo una serie de encontronazos entre los partidos que tenían representación congresal y el Presidente Fujimori, quien los enfrentó llamándolos "partidos tradicionales" y responsabilizándolos (con mucha razón) de la grave crisis heredada.

Fujimori finalmente triunfó en esa confrontación, lo que se expresó en lo que sucedió el 5 de abril de 1992. Si bien ello tuvo un mayoritario apoyo popular y permitió tomar una serie de medidas que dieron sus frutos en el corto plazo; conllevó a un nuevo panorama político y al nacimiento de una serie de movimientos cada vez menos representativos.

El pragmatismo se impuso sobre la ideología y las propuestas programáticas. Había nacido una nueva forma de hacer las cosas, replicando en la práctica el famoso dicho del Presidente Odría, "Hechos y no Palabras". De ello surgió lo que conocemos como "fujimorismo" cuya herencia reclama hoy Fuerza Popular.

Sin embargo todo ello profundizó una vida política menos institucionalizada y configuró -en lo político- un mundo informal. Tarde o temprano, el remedio también traería algunos males. La ciudadanía mostró un creciente desapego por la participación partidaria, reduciéndose ella a las efímeras campañas electorales, con el consiguiente clientelaje, la "infidelidad" a las ideas y "el cambio de camisetas" sin rubor ni vergūenza.

Hoy pagamos las consecuencias de aquellos años. La gente no sabe en qué lugar del espectro político se encuentra. Da lo mismo votar "por Chana que por Juana".

A ello ha contribuído la llamada "reforma vizcarrista", el emputencimento de la representación ciudadana con el toma y daca, el transfuguismo y como bien señala Víctor Andrés Ponce, "la creciente resistencia a organizarse en un partido y preferir la lucha por el poder total a través de la academia, del periodismo, de la actividad cultural o a través de oeneges". Esa es la receta caviar que sabedora de su orfandad en las urnas, ha sido parte de todos los gobiernos e incluso gobernó sin haber ganado una elección; tal como señala Víctor López García; "los gobiernos pasan, pero los caviares quedan".

Hoy queda volver a las raíces de la Política; vale decir a reivindicar la ideología; a rescatar los Principios Republicanos y reconquistar los conceptos "pueblo y justicia social" (por citar dos), apropiados por izquierda marxista con fines políticos mas no para crear mejores condiciones de vida. Sino, ¿cuándo gobiernos de ese corte han creado riqueza, generado bienestar, libertad y una mejor sociedad?

A contrapelo de lo que dijeron algunos comentaristas - por los que guardo las mejores consideraciones-, sí creo que es hora de reivindicar una Derecha Popular cuyas propuestas tengan como prioritarios beneficiarios a los pobres y excluídos. Una "Derecha ProMisios y Pensante" (c) que se identifique con agallas con los más necesitados y dé solución a la pobreza y cierre las brechas sociales en libertad y salvarguando principios como la defensa de la Patria, la Vida, la Familia, el Orden Natural y por supuesto la Fe.

Creo que es hora de una "Alternativa Popular" que proponga agendas que realmente den soluciones y no aquellas que apelan a falacias, mentiras y aberraciones.

El momento exige creatividad y decisión; no más "derechita cobarde" que represente a la "progresía" y al mercantilismo y menos grupos radicales de izquierda y los representantes del marxismo cultural.

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