Si tuviéramos la facultad de transportarnos al futuro y regresar al presente, podríamos estar en capacidad de aplaudir o no el discurso de la Presidente Boluarte que duró 187 minutos, el cual recién podremos evaluar de aquí a un año, si aún la Presidente Boluarte sigue gobernando el 28 de julio del 2024 y vaya al Congreso a decirnos qué hizo o no de la retahila de promesas que desarrollo a lo largo de 72 páginas.
Un primer punto fue la crítica que hizo a los 17 meses del ladrón golpista Castillo; tiempo en el cual fue ministra y vicepresidente. Ni una palabra de autocrítica a su apoyo cómplice, el cual incluyó el desafinado canto de "Justicia" en uno de los tantos "consejos de ministros descentralizados" junto con Castillo y el enajenado Aníbal Torres. Boluarte hizo referencia a la "limpieza" hecha en los ministerios de Vivienda, Construcción y Saneamiento y en el de Transportes y Comunicaciones; sin embargo el Estado sigue plagado de "funcionarios" vizcarristas, castillistas y caviares. ¿Hasta cuándo?
Después -más allá del uso adefesiero del "lenguaje inclusivo"- prometió tomar en cuenta lo "recomendado" por la caviar CIDH como si el Perú no fuera un país soberano.
También pidió "perdón" por los muertos ocurridos en la algarada subversiva tras el golpe de su ex socio Castillo. Es comprensible que hubiera dicho que lo lamenta más no que implícitamente asuma la responsabilidad de otros; en este caso de quienes organizaron y promovieron las asonadas sobre todo en el sur andino. Al respecto cero mención al afán secesionista de algún sector de la población puneña y menos una posición fuerte contra esos traidores a la patria así como contra aquellos extranjeros que fungiendo de diplomáticos alientan y contribuyen al accionar subversivo.
Creemos que el Perú debe reconciliarse y abrazarse pero con quienes creen en la Democracia y buscan su progreso y bienestar; no con aquellos que son responsables de tantas muertes, odio y destrucción. El ámbito de ello son las instituciones del Estado y no entelequias que no representan a nadie como el llamado "acuerdo nacional".
Se tocaron muchos temas mas no se priorizó el llamado a la inversión privada, cero mención al destrabe de grandes proyectos mineros (cero respecto al litio) y fomento al sector pesquero.
Pero para que ese llamado -que no se hizo- tenga escucha se requiere seguridad y estabilidad jurídica. Cero deslinde con el proyecto castrochavista de la realización de una Asamblea Constituyente y la elaboración de "una nueva constitución".
Es cierto que son necesarios cambios pero no suena bien "las sugerencias" sobre éstos a un Legislativo que tiene facultades (casi) exclusivas y excluyentes para llevarlos a cabo (bicameralidad, distritos uninominales y otros).
Boluarte pidió facultades legislativas (veremos cuales) pero mejor que se dedique a gobernar y que las normas necesarias sean planteadas para que el Legislativo haga su trabajo.
Las necesidades son muchas, los plazos y la paciencia son cortos; por tanto se requiere que se trabaje a mil por hora y se haga los cambios que sean necesarios en el gabinete ministerial.
Finalmente, ojalá que el discurso del 28 de julio del 2024 esté escrito en 100 páginas y dure 5 horas pero no con promesas sino con hechos y resultados concretos. Y por supuesto, que el Tren Macho (Huancayo-Huancavelica) no vuelva a ser anunciado como promesa u obra realizada, como hace más de veinte años en cada discurso de Fiestas Patrias.
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