Desde niño escuché sobre la llamada "buena costumbre" de ahorrar. Parte de nuestras propinas iba al "chanchito" y con la otra comprábamos dulces o los "chistes" de nuestra preferencia (cómics de Disney). Cómo olvidar la primera libreta de ahorros, la que alguna vez encontré en alguna caja de recuerdos.
Crecimos y seguimos con esa costumbre de destinar un porcentaje del sueldo al ahorro que en algún momento sirvió para financiar vacaciones, estudios o viajes de capacitación.
Otras personas destinaron sus ahorros para financiar la inicial de una compra de una vivienda o de un auto.
El ahorro es menor consumo presente con fines de inversión o de gasto futuro. Los recursos son derivados al sistema financiero quien con ellos financian proyectos de inversión productivos o en instrumentos financieros a mediano o largo plazo.
Las empresas también ahorran recortando costos y gastos con lo que al final de un periodo registrar más utilidades y en vez de distribuirlas, las reinvierten en mejoras tecnológicas, nuevos proyectos o financiar capital de trabajo. De esta manera usan sus propios recursos en vez de endeudarse con los bancos.
Los países también ahorran recortando gasto corriente y destinan esos recursos para fondos de emergencia, gastos para financiarproyectos sociales y otros. Con ello evita contraer deudas con otros países u organismos multilaterales.
La sana costumbre de ahorrar no debe ser pretexto para no darse "ciertos gustos" pero pensando que en cualquier momento podríamos tener alguna contingencia, de la que podremos sobreponernos gracias a la previsión de ahorrar. No olvidando que si bien se tiene que buscar rentabilizar el ahorro, debemos tener un porcentaje "líquido" para urgencias que no pueden esperar el vencimiento de plazos de depósitos, liquidación de fondos mutuos o de acciones u otro tipo de instrumentos financieros.
Pensemos en el futuro sin dejar de pensar en el presente. Solo se vive una vez.
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