El otro día un connotado peruano, mi amigo Marco, me preguntaba qué entendía cuando alguien decía de otro "que era buena gente".
Esa expresión es "muy peruana" lamentablemente. Algunos dicen que es parte de "hablar en peruano". Nos cuesta ser frontales y cuando lo somos, nos llaman "conflictivos".
"Ser buena gente" es la última alternativa cuando no queda otra frente al reconocimiento de que estamos frente a alguien con pocas virtudes y muchos defectos: pero también se usa cuando no queremos ser explícitos para reconocer a alguien.
Así como ello, también nos achacan (y con mucha razón) usar frases clichés que son usadas sabiendo que no vamos a cumplir lo que implícita o explícitamente ofrecemos.
Cuando nos dicen que "no nos preocupemos"; debemos preocuparnos o cuando nos ofrecen llegar a una cita "en 5 minutos", debemos entender que ni han salido de su casa o hasta incluso no llegarán a la cita pactada.
De igual forma muchas veces confiamos en alguien que dice "ser tu hermano" pero ni se acuerda de ti cuando necesitas "una mano amiga". Ni qué decir de aquellos que "te ofrecen el oro y el moro" sabiendo que no cumplirán con su palabra.
Muchas veces me han dicho que no espere nada de nadie pues de esa manera no me voy a desilusionar o llenar de amargura. Pareciera ser un buen consejo, quizás una manera realista de evitar esperar algo de los que consideramos amigos ("chocheras, hermanitos o qué sé yo"). Sin embargo creo que "así no es".
Uno espera de quienes consideramos nuestros amigos; esperamos recibir como nosotros nos damos o brindamos. Muchas veces recibimos mucho y por ende estamos obligados a ser correspondidos.
Hablemos con el idioma de la verdad, de la gratitud, sin ambages y siguiendo lo que nos dicta nuestros principios, nuestra conciencia. Que hablar "en peruano" sea ello y no la media verdad, la expresión de la complicidad o silencio cobardes.
Excelente articulo. Me quedo con el idioma de la verdad, de la gratitud siguiendo lo que nos dicta nuestros principios y nuestra conciencia.
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