Fuimos parte de quienes entendimos que ceder a la hora de nominar a los vicepresidentes del Congreso era no solo necesario sino imprescindible.
Sin embargo esperamos que se planteara una agenda mínima de cara a este periodo congresal (2023-2024). Así lo anunció un casi desconocido Presidente electo.
Pero estamos ya a 24 días del discurso de asunción del congresista Soto, éste es hasta ahora solo "humo" salido de unos cuantos papeles mojados en tinta. Cero reforma política, ni se discute la delegación de facultades ni proyectos de ley para combatir la inseguridad ni la crisis económica.
El desconocido Presidente se ha hecho conocido no por sus méritos sino por todo lo contrario y no obstante dijo que recién el 28 de este mes daría una conferencia de prensa para "esclarecer" las diversas denuncias que pendían sobre su cabeza, tuvo que adelantar esta conferencia ante una moción de censura en ciernes. Ayer en horas de la tarde "absolvió" los cuestionamientos de manera imprecisa y sin responder algunos cuestionamientos. Siguen las dudas e incertidumbre.
Algunos hablan de un complot comunista para capturar el Congreso. Es posible que sea así pero ello no invalida una probable realidad que solo el congresista Soto deberá desvirtuar de manera más categórica (incluso ante el Pleno del Congreso) o en caso contrario, dar un paso al costado.
El costo de ello, en caso Soto renuncie o sea censurado, está claro. De nuevo inestabilidad y la necesidad de ponerse de acuerdo. ¿Quién podría ser el recambio que asegure un Congreso Democrático y no uno tomado por "castillistas, niños y mochasueldos"?
La ciudadanía está harta y pareciera que los congresistas no se dan por notificados. Hay incapacidad (o complicidad) para hacer un mínimo de limpieza moral. Se elige a cualquiera como "presidente de comisión" y se saca pecho por la ignorancia como si ello fuera una medalla de honor. La presidencia en las comisiones de Educación, Vivienda y Trabajo -por citar tres casos- son un reto inexcusable a la opinión pública. "Les llega altamente". Y como dice Beto Ortiz, "la mosca encima del detritus" es la pertenencia de la congresista Calle a tres comisiones desde su dorada vida en Miami, Florida.
¿Qué hacer? ¿Hasta cuándo los buenos congresistas -que los hay- van a permitir todo este desbarajuste? Que algunos ciudadanos escribamos sobre esto no es suficiente y menos que algunos congresistas lo hagan. Ellos son parte del problema y de la solución.
Se requiere soluciones. Seguir demorando en plantearlas y ponerlas en práctica solo traerá el descrédito total y la aparición de "soluciones" extremas o que caraduras salgan a exigir que "se vayan todos" (pero no ellos, por supuesto).
Una salida ya¡ Que los congresistas se tapen los ojos para seguir cobrando sus sueldos es "un suicidio" que arrastrará a la República.
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