martes, 5 de enero de 2021

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Hará casi 3 semanas el decano de la prensa cambió  de Director. Leo el diario no porque comulgue con sus ideas sino que me parece pertinente para poder opinar sobre lo que publican.

El Comercio es un diario que en los últimos años ha tenido un papel lamentable; incluso uno de sus principales cabezas tuvo que reconocer su participación en la corrupción del caso Lava Jato.

Sus columnistas reflejan una posición liberal, por cierto promotora de una agenda aberrante; en tanto los pocos que quedaban reflejando una línea conservadora ya no están como Diana Seminario y voces discordantes como la pluma de Fernando Rospigliosi tampoco. Esa es "la tolerancia" de los que se dicen "tolerantes".

¿Qué decir de ello? Primero tratar de entender que las posiciones de derecha, centro e izquierda no tienen que ver solo con una visión de la economía. Es más ello hace ver equivocadamente que los liberales son buena compañía en un Proyecto de País.

En una coyuntura como ésta quizás sea más importante ver quiénes comparten Valores Republicanos y zanjar claramente con quienes están en contra de la Fe, la Vida, la Familia y el Orden Natural. Estos son finalmente compañeros de ruta del comunismo gramsciano que tiene diversas caretas (progresismo, caviaraje o simplemente socialistas).

A tanto llega su mirada confusa que un columnista del decano sostenía ayer que "el pecado de nuestra derecha política es convertirse en conservadora". Por cierto equivoca que conservar valores tiene que ver con "mantener el estatus quo" cuando más bien ser conservador hoy en día es ser "contrarevolucionario" o sea políticamente incorrecto.

La derecha que fomentemos no tiene que ser tonta útil de los aberrantes y menos vestirse de "drag queen". Con esos, ni a Misa. 

Como diría mi amigo Alberto González, "digamos no a la derechita cobarde".




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