Recuerdo mucho cuando nuestros amigos, la familia Torres, nos llevaban a casa "la Machica"; una harina hecha con cebada, trigo o maíz tostados y molidos. Altamente nutritivo se servía en el desayuno o como complemento en las sopas.
A la Machica se le une una mezcla de cereales más potente como la llamada "Siete Semillas" hecha con esas tres mencionadas más maca, cañihua, kiwicha, arveja y linaza.
El peruano ha empezado a reemplazar a la avena con maca la que se sirve con quinua y es común ver que la ofrecen en los carritos que se ubican en esquinas altamente transitadas y ofrecen desayunos juntos con imaginativos sanguches de todo tipo.
A ellos sumemos también las habas en harina o para aquellos que tenemos "varias décadas" acordémonos de una harina llamada "Peruvita" que era fortificada con sangre de toro y era muy buena como tónico.
Nuestros campos andinos proveen todos esos cereales y semillas y ya empresas peruanas como Incasur, las ofrecen envasadas con total garantía. Es hora que su consumo se masifique y se incorpore a la dieta de los escolares en los llamados programas sociales como "el Vaso de Leche".
Estas harinas también ya se usan en la industria de panificación para fortificar la elaboración de panes que hará unos 30 años o quizás menos solo se hacían de trigo. Y como no solo de pan vive el hombre, también se usan para hacer bizcochos, kekes y hasta el tradicional Panetón.
El aumento del consumo de harinas en base a cereales andinos no solo proveen de mejores nutrientes sino el campesino andino verá mejorar su economía al recibir mejores cotizaciones por lo que cosecha.
Consumamos peruano: consumamos calidad y alimentos nutritivos.
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