Lo que hoy vivimos no es sino "fruto" del odio inculcado por el comunismo infiltrado en el Velascato, quienes mangonearon en estratégicos sectores como el Agrario, el Educativo, las comunicaciones mediante el control previo y luego la censura y la llamada "movilización social" a través del SINAMOS.
No pocos que hoy se afanan llamándose "demócratas " sirvieron de rodillas a la Primera Fase del Gobierno Militar y sus herederos se encargan de "escribir la historia" de un periodo nefasto de nuestra vida republicana.
Sin embargo el Velascato no puede explicarse sin relacionarlo con el fracaso del belaundismo en su primera versión.
Tras el inicio del fin del Velascato, el germen del odio ("de clases") dio sus malditos frutos con el terrorismo genocida.
Los años 80s fueron "la década perdida" , algo que los odiadores se niegan a reconocer y menos aún dar créditos a quien fue el artífice de la Reconstrucción del Perú, sumido en la peor crisis.
Toda obra humana tiene pros y contras pero los frutos de ella son los que finalmente decidirán el juicio de la Historia.
Tras una década y con el nuevo siglo, los mismos que destruyeron el Perú a anfo y fuego se convirtieron al comunismo gramsciano y aupados en sus oeneges tomaron por asalto el Estado y la Sociedad envenenándoles con su agenda aberrante, con su incapacidad y corrupción.
Lo que hoy vivimos no es sino la suma de gobiernos desde el transitorio de Paniagua hasta el actual. Miles de muertos y millones de desempleados son el legado de cara al Bicentenario.
El camino de la recuperación tomará un tiempo. Costará sangre, sudor y lágrimas.
Solo un estadista honesto, trabajador, con experiencia y vocación de servicio podrá conducirnos a un nuevo amanecer. Entre tanto este gobierno incapaz no puede seguir. Hoy apela de nuevo a "recetas" que destruyeron el Perú. ¿Qué quieren los rojos, morados y sus cómplices? ¿Incendiar todo y quedarse en Palacio de Gobierno
El ciudadano a través de su palabravy de su voto tiene la palabra.
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