Empezamos un año clave en nuestra historia. 2021 es no solo el año del Bicentenario sino en el cual se llevarán a cabo elecciones claves que definirán el destino de nuestro Perú.
Vivimos momentos difíciles no solo en lo sanitario sino en lo económico. Los peruanos no solo buscan alternativas para sobrevivir generando su propio empleo sino que muchos buscan saciar el hambre con alternativas baratas.
Estas no solo son propias de una economía en crisis sino características de ciudades como Londres donde el Fish & Chips es símbolo así como el Kebab (Shawarma) en muchas ciudades europeas donde hay presencia turca como Berlín.
En Lima siempre las hubo desde las recordadas carretillas que vendía pan con carne de pierna de cerdo con su frejolito chino y otras alternativas (al lado de los cines populares o avenidas céntricas) o las Hamburguesas, Salchipapas, Ceviche con Chicharrón de Pota; Pollo Broaster; el Caldo de Gallina con y sin presa o Anticuchos que no por populares son menos exquisitos sino que lo digan quienes comían donde Grimanesa en Miraflores.
El Fast Food es símbolo de lo barato pero también de lo exquisito que luego se transformó en gourmet como los Tallarines con Salsa de Huancaina.
A los citados agreguemos platos que sí eran más populares y baratos como la Chanfainita y su "clúster" en Canevaro, Lince; los Huevos de Codornices; la Papa con Huevo o los Choclos con el queso adicional.
Solo aquellos que no han tenido "calle" no han comido parados en uno de estos tradicionales puestos. A todos ellos se suman los tradicionales Emolienteros que en las mañanas también ofrecen desayunos (maca, quinua y variados "sanguches de a sol").
Hoy la cosa se ha vuelto más difíciles por las medidas restrictivas que obligan a cuidarse más; sin embargo ya han regresado muchos de ellos. La necesidad de sobrevivir y de saciar el apetito con pocos soles ha hecho imperativo ello.
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