Previo al "discurso de 28 de julio" del comunista Castillo, los rumores corrían por las redes y redacciones de los principales medios de comunicación. "Cerrará el Congreso", se repetía hasta el cansancio. ¿Golpe de Estado? nos preguntábamos. "No, acortará el mandato de todos", respondían algunos "adivinos".
Lo cierto que si los comunistas quieren adelantar el calendario, la salida pasa por las renuncias de Castillo y luego la de su socia Boluarte.
Cualquier propuesta diferente es simplemente atarante pues "acortar" el mandato a través de un Proyecto de Ley, que implicaría una Reforma Constitucional que tendría que ser aprobada por el Congreso y eso toma tiempo, tiempo que requiere Castillo para seguir destruyendo la Democracia y sus Instituciones.
Por cierto que el Congreso puede mandar al tacho la propuesta elevada por "el Muchachito Tonto" Torres y esto no puede acarrear ninguna Cuestión de Confianza pues no aplica según la norma al respecto, aprobada no hace mucho.
Sin embargo y pese a lo dicho, Torres lanzó ayer una amenaza poco después de que Castilo terminara su discurso (lleno de humo) en el Congreso. "Hemos dado una última oportunidad para trabajar conjuntamente", dijo Torres. Y a reglón seguido dijo que "habían decidido no adelantar las elecciones (por el momento)". Una amenaza golpista que debería ser respondida en los términos más firmes por parte del Congreso y de los demócratas en general. Desgraciádamente esa "dureza" se expresa en la decisión de Renovacion Popular dexdarle un plazo de un mes al ministro del "agua arracimada" para que "los convenza".
Casi al finalizar su mensaje, Castillo anunció que presentaría un paquete de normas para reformar el Estado. ¿Una Asamblea Constituyente asolapada? Castillo dijo que estas normas las diseñará con otros Poderes del Estado y la ciudadanía. Para este fin convocó a esa entelequia fantasmal llamada " Acuerdo Nacional", a la que le dio un carácter de representativa. Una manera más para atacar al Congreso y restarle atribuciones que tiene por mandato constitucional.
En suma, no caigamos en el juego castrochavista. Si quieren irse, que renuncien Castillo y Boluarte y que el Presidente del Congreso lleve a cabo el proceso provisional que concluya con la asunción al poder del ganador tras unas elecciones que deberán ser Generales; para lo cual el Congreso deberá acortar su mandato aprobando una Disposición Transitoria de la Constitución, tal como sucedió en el año 2000.
Tal como lo hemos dicho anteriormente, coincidiendo con muchos, "hay que repartir de nuevo la baraja" y esta vez elijamos bien. Basta de corruptos, incapaces e iletrados¡
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