HORA DE CAMBIOS

La actuación de ciertos congresistas que podrían ser considerados "demócratas" ha decepcionado a la gran mayoría de ciudadanos.

Apoyar a un gabinete de incapaces ha hecho que ya no se hable solo de la vacancia del comunista Castillo sino que se exija que se vayan también los congresistas. El "qué se vayan todos" va tomando cuerpo.

Sin embargo no podemos caer en el recurso fácil de querer cerrar del Congreso o prescindir del que se considera el Primer Poder del Estado, depositario de la voluntad popular. Solo quienes quieren un gobierno comunista o un remedo de Democracia podrían aplaudir la desaparición del Congreso.

Ayer escuché en Exitosa al gran analista José Cevasco que como ex Oficial Mayor del Congreso es uno de los que más conoce (e incluso no creo equivocarme al decir que es el que más sabe) sobre cómo funciona el Congreso de la República.

Bien dice Cevasco que el Congreso es una Institución poco entendida y por ello atacada, perdiendo fácilmente el apoyo ciudadano. Sin embargo, dice Cevasco, hay mecanismos para que el Congreso vuelva a cobrar legitimidad y represente el sentir ciudadano. Ello se lograría con el mecanismo de renovación  por tercios y mitades a la mitad del mandato.

Lo planteado haría que los congresistas tengan el "incentivo" de mejorar permanentemente a fin de aprobar una renovación a la mitad de su mandato. Cuánto bien haría esto. Ello evitaría que bancadas como la de Acción Popular no actúen como lo hacen, en contra de lo que marca su partido so pretexto que no tienen mandato imperativo. 

A ello, planteamos que debería eliminarse el voto preferencial (mas con la existencia de elecciones partidarias internas) y que sean los propios partidos quienes se hagan responsables de la elección  de sus congresistas y que incluso tengan la posibilidad de reemplazar a aquellos que van contra las propuestas del partido.

Es hora de escuchar a gente que sabe cómo José Cevasco y que sus propuestas sean escuchadas y debatidas en el Congreso.

Basta de tránsfugas, de topos y de impresentables que son elegidos por una ciudadanía que luego los censura y no pase nada porque éstos se creen dueños de "su curul".