Defensores como el ministro de Cultura Salas siempre han existido. La gran mayoría no lo han sido por convicción; no hay realmente forma para hacerlo. Pero esa defensa no es gratuita y tanto es así que gran parte de ellos luego han defendido a otros con la misma intensidad y con las mismas razones, quizás.
Para desgracia del Perú el caso "tesis de Castillo y señora" no es la única perla de un sinnúmero de casos, cada cual más "rochoso". Frente a ello la única salida ha sido decir que "se está investigando" o sea"nos siguen meciendo".
El Perú merece una verdadera investigación de un enojoso caso que data de hace diez años aproximádamente. No basta desmentir sin aclarar cómo existen "fantasmas" o negados participantes en un proceso, del cual se refirió hace dos meses la colaboradora eficaz López.
Tampoco es suficiente que se diga que la aprobación de la tesis en mención y el otorgamiento del grado de Magister fue en base a "criterios de la época", vale decir tan laxos que hoy se demuestra que el 54% de la tesis es una vulgar copia (incluyendo el 100% del sustento teórico). No solo esto se comprueba con un aplicativo informático sino con la opinión de reconocidos especialistas.
El Perú espera explicaciones no solo de los imputados sino de la propia universidad que otorgó el mencionado grado. Han pasado más de una semana pero todo "está en investigación" sin que aún existan conclusiones concluyentes, las que tendrán que derivar en el retiro de los grados académicos otorgados y la sanción administrativa de todos los involucrados en la universidad; mientras que la Fiscalía deberá apurar el paso y denunciar a quienes hubieran cometido diversos delitos. Las autoridades de la universidad comprometida en este caso no pueden seguir haciéndose "los locos".
Los beneficiarios de un sospechoso otorgamiento de grados académicos son profesores, cuyo récords como tales deben ser esclarecidos. Un maestro es guía y ejemplo de lo mejor que puede tener el futuro de un país o sea sus niños y jóvenes estudiantes. ¿Con qué cara Castillo (y su esposa) pueden hablar de calidad educativa, de valores o exigir a sus alumnos que "no copien" o que respeten los derechos de otros, incluyendo "el copyright"?
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