Tras la molestia de muchos ciudadanos al darse a conocer el viaje de tres congresistas a la lejana India, uno de ellos justificó este periplo diciendo que era bueno para el crecimiento profesional de los que cogieron sus maletas y visitaron, entre otras actividades, el Taj Mahal.
Cabría preguntarse qué nuevos conocimientos podrían haber aprendido en el marco de los festejos por los 75 años de su Independencia. Vale señalar la importancia de la India como potencia emergente y la necesidad de afianzar con este país las relaciones -sobre todo- comerciales pero no era el momento adecuado para que estos congresistas se ausenten del país en medio de una crisis generalizada. Para apurar el TLC o lograr la llegada de inversiones de ese país, existe una delegación diplomática que algo debe estar haciendo aparte de comer "chicken vindaloo".
Es cierto que requerimos mejores congresistas y que un viaje siempre ayuda a crecer como persona; por las experiencias y vivencias que trae consigo pero ante todo debemos exigir que quienes nos representen ya tengan ello. Requerimos congresistas que aporten y contribuyan al desarrollo del Perú y no turistas parlamentarios.
Debemos resaltar los pergaminos del congresista Alejandro Cavero -que seguro ya no necesita viajar para "crecer"- pero que no nos venga a justificar lo injustificable. Hay algunos que así viajen con el Enterprise no van a llegar a ser ciudadanos de los cuales nos enorgullezcamos.
Y que tampoco nos venga a decir -como si fuera algo extraordinario y no su obligación- que ya devolvió los viáticos de la semana de representación. No es una gracia. No haberlo hecho sería un delito, como seguro sabe Cavero.
Finalmente los "Goyitos del siglo XXI" (Barbarán, Bazán y Cavero) están obligados moralmente a hacer pública la agenda que cumplieron en la India y qué cosas positivas pueden aportar como consecuencia del viajecito.
Después que no se victimicen y no digan que no se explican por qué la ciudadanía quiere que "se vayan todos".
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