"Todo tiene su final, nada dura para siempre", dice una canción interpretada por Héctor Lavoe. ¿Alguien duda que sea así? Ni los grandes imperios, tampoco el Tercer Reich y ni mi querida Nicolini existen más.
Tampoco el Velascato y la supuesta lealtad de "los más pobres" ("Chino contigo hasta la muerte") y menos durará el desgobierno del trío del mal (Castillo, Cerrón y Boluarte)
El día de ayer el comunicador Phillip Butters anunció un audio donde la repartija sería "50/50" entre "el tío y un chófer de combi". Mucha gente se niega a creer que así será y menos creen que será pronto.
Esperamos que Butters esté en lo cierto y el Perú inicie la reconstrucción moral de la que hablábamos ayer. El Perú no da para más y como dice el dicho "no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo aguante".
Tras la deseada caída del comunista Castillo y sus cómplices (conocidos y por conocer) se iniciaría una transición difícil y dura. Los problemas sociales incubados desde el 2011 deberán ser afrontados y el Perú tendrá que ser fumigado. Todos aquellos culpables del desastre moral deberán enfrentar la justicia terrena y aquellos que promovieron y aplaudieron el golpismo del genocida y corrupto Lagarto tendrán que pagar sus culpas.
No será momento de venganzas sino de justicia, término emputecido por la justicia caviar y los plumiferos que destruyeron honras a cambio de jugosos contratos.
Estamos ya en la recta final. Como diría el gran Augusto Ferrando aquella tarde del 4 de noviembre de 1973 en el triunfo de Santorín en Buenos Aires, "entra a la recta final...". No nos ganan (ni los corruptos ni los incapaces)¡
Dios te escuche!!!
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