En estos días han surgido un sinnúmero de denuncias de apropiación de identidades en redes sociales como el WhatsApp o Facebook. Hay cientos de estafados por pedidos de ayuda o préstamos solicitados por supuestos amigos o familiares que no son tales sino hábiles delincuentes que se valen de sus conocimientos informáticos para hacerse de millones de soles, los que canalizan a través de cuentas bancarias. ¿Qué están haciendo las Instituciones financieras para prevenir las consecuencias de esta ola delictiva?
No está demás estar alerta ante llamadas de supuestos funcionarios de conocidos bancos o a la recepción de correos electrónicos o mensajes que nos dan a conocer supuestos premios.
A la aparición de estos ciberdelincuentes van de la mano con la reaparición de candidatos que dicen ser "trabajadores, capaces y honestos" y que se venden como los alcaldes o gobernadores que los ciudadanos necesitan. Ello es tan estafa como hacerse parecer con alguien que no es el suplantador.
Los primeros y los otros siempre han existido. Los que estafaban poniéndose gafas o pelucas para embaucar o los que se presentaban como "profesores de Harvard, militares valientes, financistas de alto vuelo o profesores rurales" y terminaron siendo unos perfectos corruptos, incapaces o ambos.
A esto sumemos a un folclórico candidato que dice ser "el malo conocido", preferible que "el bueno por conocer". Increíble caradurismo en un mundo que ya nada sorprende.
Las mentiras y engaños no se limitan a ello. Existen también anónimos fabricantes de noticias falsas (fakes news) o de insultadores asalariados por la planilla estatal (trolls). A la aparición de una publicación de opinión de un político conocido opuesto al desgobierno éstos salen como roedores de sus huecos para lanzar insultos de grueso calibre.
Ni qué decir de aquellos que han escrito o escriben una historia amañada, en la que feroces terroristas terminan siendo "luchadores sociales" y los que los combatieron son "genocidas".
Vivimos un mundo de mentiras y apariencias que debemos cambiar para que vuelva a reinar la verdad.
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