En los peores años en los que arreciaba el terrorismo, no había que bloquear muchos tramos de carreteras. El propio estado de estas vías ya de por sí constituía un freno para la comunicación y tránsito de pasajeros. Recuerdo un viaje de Cusco a Lima que con las paradas obligadas por el peligro de transitar desde las 6 de la tarde hasta las 5 de la mañana duró 36 horas.
Con la derrota de las organizaciones terroristas el gobierno de Fujimori comenzó una intensa construcción de vías de comunicación, puentes y concesiones de vias terrestres y ferroviarias. Todo cambió y las condiciones para viajar, comerciar y comunicar mejoraron enormemente con los beneficios para la economía. Las empresas de transportes de carga y pasajeros renovaron su flota y ello conllevó el inicio del auge del turismo. Un ejemplo de ello fueron las vías de la Selva Central hasta Satipo o con destino a Lunahuaná y Yauyos, algo impensable años atrás.
Hoy en día el Perú vuelve a ser atacado por la subversión terrorista. Decenas de puntos estratégicos se encuentran bloqueados por la acción de piquetes ante la inacción de un gobierno que no atina a poner mano fuerte, vale decir desbloquear las carreteras, dar seguridad y por cierto detener, acusar y condenar a los cabecillas y a los delincuentes que solo buscan crear el caos y propiciar la pobreza.
Lo que está pasando no es reciente ni son casos excepcionales. Recordemos los bloqueos por semanas del Corredor Minero del Sur, en Ica (Barrio Chino), en La Libertad (Virú), en la ruta Puno-Cusco y otros lugares.
Esta inacción se expresa también en la permisividad ante el flujo de violentistas que han llegado a Lima no para "ocuparla en paz" sino para provocar destrucción y muerte. ¿Sabrá ello la Presidente Boluarte o seguirá creyendo que hay espacios para "el diálogo?
Los espacios para llegar a un acuerdo con aquellos que buscan subvertir el Orden Constitucional no existen. Con el terrorismo, con secesionistas o aquellos que buscan destruir el Perú no se dialoga. Con ellos solo cabe aplicar la ley con severidad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario