LA NIÑA ADRIANITA

  

Hará unos días una amistad me contó una anécdota que no solo me arrancó algunas sonrisas sino me hizo pensar cómo se puede trascender con pequeños gestos pero que terminan teniendo gran impacto.

El hecho contado transcurrió ya hace muchos años, en un lugar alejado. La niña Adrianita escuchaba la radio no solo para divertirse con la música del momento o con  algún programa infantil sino que cada día sintonizaba la onda corta para escuchar y participar en el rezo del Santo Rosario. Ella decía que "conversaba con Dios" y los trabajadores de la hacienda, donde ella vivía le creían. 

Adrianita, como todos los que vivimos el boom de la radio, compartió ese mundo mágico de imaginarse narraciones que eran transmitidas y en particular, con su candor infantil, ella contribuyó a que los mencionados trabajadores fueran personas de bien pués ella los instaba a serlo y si no hubiera sido así, ella decía que "se lo contaría a Dios".

Así era el mundo de entonces, en el que la radiodifusión en nuestro Perú tenía como pilares a radios como "Unión", que junto a Radio Nacional tenía el mayor alcance e impacto.

Hoy las cosas han cambiado, la forma cómo nos enteramos las noticias y a través de qué medios; sin embargo para quienes vivimos los años de la radio, aún nos causa un gran placer escuchar un programa radial de algún país cercano o también lejano, como cuando a eso de las 10 de la noche escucho Radio Mitre de Buenos Aires a través de un aplicativo llamado "Radio Garden".

 El cómo cambio pero aún persiste la magia del mundo de la radiodifusión, como aún existen "Adrianitas" que son criadas y formadas en la Fe y con Valores. Ello seguirá siendo posible si seguimos conservando un mundo donde la Familia sea la célula de la Sociedad y esté formada por la unión matrimonial entre un hombre y una mujer.

Conservemos lo bueno, el Orden Natural, fomentemos la Fe; ello es la garantía de un mañana mejor. Si eso es ser conservador, lo soy entonces.