Ayer después de algún tiempo volví a conversar con mi amigo Luis Cárdenas y en esos 10 minutos de conversación recordamos cosas que sucedieron hace 42 años y por cierto, también el primer Tricampeonato de Universitario, que inició en 1998, a cuyo partido definitorio fuimos y gritamos el último penal anotado por Esidio, que significó el título
Nos conocimos en 1983 trabajando en la misma División en el entonces Banco Industrial del Perú.
De carácter pausado, con un sentido del humor sereno, Luchó fue un buen compañero de trabajo y con quién entablamos una amistad que perdura a pesar del tiempo.
Lucho era un empleador trabajador, responsable y juicioso; que pese a no estar en la planilla directa del banco siempre estaba presto a cumplir con sus obligaciones. Cuando finalmente fue nombrado, con toda justicia, no dejó de ser un buen trabajador, algo que algunas veces no sucedía, pues la seguridad del empleo de "por vida" hacia se bajara un poco los brazos.
Pese a las estrecheces que implicaba no ganar un sueldo como empleado del banco, Lucho siempre dedicó sus mejores esfuerzos a su familia formada por su esposa María de toda la vida (44 años de casados) y a sus hijos Diego y Claudia.
En aquellos años algunas veces íbamos a la tribuna Norte del Nacional, compartiendo nuestra pasión por la U. Ayer incluso me recordaba que alguna vez fuimos incluso con Diego, cuando él era aún un niño.
Pasó el tiempo y algunas veces nos volvimos a reunir, una de ellas fue en Pickles de Lince con dos ex compañeros del banco, el finado Lucho Izaguirre y Enrique Riera, "Rovic" para nosotros.
De aquellos años también vinieron a nuestra memoria otros antiguos compañeros como Rudy, Carlos, Marilú, Bruno, Edgardo, el "rey de la simpatía" Abel, Manuel El Picador de Cebollas Gamboa y recordando también a Raúl El Increíble Maldonado, que Partió al Encuentro de Dios hará unos días.
Esos años tuvieron sus luces y sombras como la amistad que perdura hasta hoy así como los fatídicos años del "aprocalipsis" y su hiperinflación. Pero como dice el dicho, "la carne sale con hueso". Los buenos recuerdos también van acompañados de los momentos agrios y amargos. Sin embargo queda un saldo positivo, el que llevamos en nuestra alforja de recuerdos y vivencias.
Este post es pues un homenaje a la perseverancia y sacrifiio de alguien como Lucho Cárdenas que junto a su esposa María han visto que su dedicación ha dado sus frutos en sus hijos, hoy profesionales destacados.
Y DALE U, Crema Cárdenas, vecino del Rimac!
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