Ayer mi gran amigo Alfie me hizo una pregunta que dió lugar a este artículo. ¿Por qué hay tanto sobón en nuestra Sociedad? se preguntaba con mucha razón y válida indignación.
La existencia de sobones tiene como correlato la de gente que no puede vivir sin los halagos inmerecidos y el aplauso fácil. "El hambre y la necesidad" se juntan; pero, ¿qué hay detrás de ello?
Sin duda alguna la falta de amor propio y la necesidad de algunos de ser lo que no son. El halago fácil tiene como contraprestación "migajas" que caen de la mesa del poderoso o del influyente temporal
¿Qué hacer para enfrentar este mal social? Desde niños, educar en valores, fomentar la autoestima y el espíritu crítico; a no ser "chicheñores". Es hora que sepamos decir "no señor" al poderoso que no tiene razón.
Cuántos males y daños nos hubiéramos en el Perú si hubiésemos dicho NO a tanto crápula, ladrón e incapaz que ha saqueado nuestro país.
Un personaje que ha reflejado con justeza a los sobones es el "Piquichón", inefable compañero de Camotillo el Tinterillo o en la vida real, los llamados "traductores" que se encargan de "sacar las castañas del fuego" a políticos deslenguados o que hablan estupideces.
Los políticos deben aprender que requieren no a esos vergonzosos personajes que pululan a su alrededor sino a sabios y críticos consejeros que les recuerden que "son mortales".
Caso contrario seguiremos siendo el país a punto de ser inviable cada vez que un inexperto, incapaz o corrupto se aupa al poder y dice representar "al pueblo" y en nombre de éste comete tropelía y media.
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