martes, 18 de abril de 2023

¿HASTA CUÁNDO?

 


Con profunda indignación seguimos siendo testigos cómo la función congresal se ha desprestigiado a tal punto que la aceptación ciudadana de su trabajo llega solo un dígito.

El Congreso de la República es una Institución pilar de la Democracia no pudiendo existir ésta sin este poder del Estado. Sin embargo hemos llegado a un punto que la ciudadanía exige su cierre o sea abomina implícitamente del sistema democrático. "No sirve para nada" es común escuchar entre una gran mayoría .

¿Quiénes son los responsables de esta situación? Los sucesivos congresos que han estado compuestos en una gran mayoría por gente sin valía intelectual, sin moral y sin un ápice de cualidades. Estas personas si bien han sido presentadas por los diferentes partidos políticos pero no olvidemos que quienes los han elegido son los propios ciudadanos que hoy se lavan las manos.

No solo han tránsfugas sino "niños" al servicio del ladrón comunista y los hoy llamados "mochasueldos". No es un problema solo de ética sino de índole delectivo que el propio Pleno del Congreso debería sancionar sin miramientos y drásticamente. En estas últimas semanas se han puesto al descubierto varios casos y hasta ahora no se toma ninguna decisión.

¿Qué hacer frente a esto? En primer lugar debería desaparecer el voto preferencial y que los propios partidos políticos sean quienes garanticen a sus congresistas electos y que éstos no se crean "dueños de la curul". Si en caso fueran desaforados, no podrian ser reemplazados ("curul vacía").

Otra posible solución sería que los congresistas sean electos en distritos uninominales más pequeños de tal manera que los ciudadanos tomen cuenta a sus representantes más directamente. Es cierto que habría más congresistas pero lo que importaría es la calidad y no la cantidad pero siempre y cuando seamos austeros y racionales en los gastos. 

En todo trabajo se evalúa el rendimiento de los empleados y con mayor razón en los cargos de representación. Para ello existe la renovación por tercios o mitades en el transcurso del mandato. De esta manera los propios ciudadanos podrían confirmar su elección o corregirla si fuera el caso.

Citamos solo estas dos propuestas. Seguro deben haber muchas más, viables y valiosas.

Ya sabemos que "otorongos no comen otorongos" por lo que será la ciudadanía organizada en colectivos y la prensa libre -que derrotaron al ladrón comunista- quienes impulsen estos cambios de manera célere y de una vez por todas.

Quitemos "las banderas de cambio" a la izquierda terrorista y hagamos los cambios que aseguren una Democracia realmente representativa y eficiente que sea vista como un sistema al servicio de la ciudadanía y no de cuatro sinvergüenzas.


 

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