Hablar de Jorge
Crespo Peña son palabras mayores pues es reconocido
y estimado en el mundo de las artes marciales peruanas como uno de sus grandes
exponentes de todas las épocas. No hay duda alguna sobre ello.
No por nada está
en el Hall de la Fama de la reconocida
Asociación Sudamericana de Artes Marciales (ASAM) entidad que ha reconocido
de esta forma la contribución de Jorge Crespo a las Artes Marciales en el Perú.
Esta organización llevó a cabo años atrás en Paraguay un torneo donde Crespo fue doble campeón,
de su categoría (mediano) y en la categoría libre de grandes maestros,
rompiendo con ello la supremacía que tenía Argentina en estos importantes
torneos.
Jorge Crespo vivió
en Miraflores (Calle Ramón Zavala) de un hogar formado por sus padres Ismael y Teresa de cuyo amor nacieron también sus hermanos Juan Carlos y Antonio,
quienes practicaron Karate de igual manera.
A los 14 años fue el inicio en el Karate con
el Sensei Luis Kusunoki discípulo del reconocido Sensei Masatoshi Oshiro, el Gran Masa,
quien fue el creador del estilo Seygio Ryu (fusión de técnicas de Judo,
Karate y de pelea callejera) y líder de la Escuela
Tokumeykan en el barrio de la calle Roma, Miraflores. Ahí no solo aprendió
los secretos del Karate sino forjó su carácter con grandes amigos como Poliakov y Tuto. Fui testigo presencial de
sus grandes peleas ya que lo vi participar en los diversos torneos que se
llevaron en los 80s; cuando las competencias de Karate eran bravas de verdad.
Jorge Crespo
recuerda sus inicios de competidor siendo aún juvenil enfrentando a los mejores
de su época que le llevaban años, centímetros y kilos. Crespo nunca arrugó. Nos
cuenta que él iba a los torneos relajado. “Me divertía”, confiesa. Crespo fue alumno también del temible Sensei Yasutaka Tanaka quien lo
preparó para intervenir en el mundial de Bremen, Alemania (1980) y participó en el Mundial de Yokohama, Japón (1994) con la guía del gran Marcos Morón.
Conversando una
vez con otro bravo del Karate (estilo
Goju Ryu), el maestro Fernando Romero, éste me contaba que nunca se
cruzaron con Crespo en campeonato
alguno. “Había respeto entre ambos” dijo Romero. Cabe decir que Fernando
Romero y Jorge Crespo entraban con todo por lo que ese duelo hubiera sacado
chispas, como sacó chispas la vez que
Crespo se enfrentó en privado con uno de los maestros más pintados de esa época. La pelea no
tuvo solo técnicas de Karate sino de otras artes marciales que ambos dominaban.
Ambos terminaron con sendos “quiñes”.
Un veterano karateca me contaba que todos sabían que Crespo siempre entraba barriendo (ashi barai) sea la pierna de
apoyo o la más adelantada pero que a pesar que sabían ello era tal la
versatilidad de sus ataques que la gran mayoría de veces el rival terminaba en
el suelo. Otra de sus técnicas favoritas con el que muchas veces terminaba
poniendo fuera de combate a sus opositores era el Ura Mawashi Geri, patada cuya técnica era de difícil ejecución pero
que Crespo la hacía con gran técnica. Tenía gran facilidad para ejecutar
técnicas de pie, lo que lo llevó a practicar el arte marcial coreano Tae Kwon Do con el Sabonin Alex Velásquez a
mediados de los años 70s.
Son innumerables
las anécdotas y amigos que acumuló a lo largo de más de 40 años de vida
marcial. A inicios del 2000 se inició
en otra arte marcial de origen tailandes, Muay Thai, con el profesor Jimmy Pool
y luego con un bravo como Rodrigo Jorquera.
Hoy en día es Instructor Oficial de este arte marcial. Uno de sus
grandes alumnos es el profesor Mateo Celli, múltiple campeón y gran persona.
No hace mucho,
Crespo volvió a un tatami habiéndose preparado por varios meses con su maestro
de toda la vida, Sensei Kusonoki para enfrentar a un rival más joven que él. Esta es una de las tantas vivencias de
Crespo que deberían ser contadas en un libro. Sabrosas anécdotas que se
desarrollaron no solo en Lima sino en gran parte del Perú y en países como Japón,
Alemania y los Estados Unidos. Un grande dentro y fuera de los tatamis.
Después de haber
estado alejado de la enseñanza del Karate, volvió por la senda de este noble
arte marcial japonés acompañando a su heredero, su nieto Amir quien como discípulo del maestro cubano Raúl Espino de la
escuela KubaPeru viene destacando con luz propia en cuanto torneo participa a
sus escasos 7 años. Jorge Crespo dice que “el Sayayin ya tiene más peleas que
él en toda su vida deportiva”; claro está que Crespo solo se refiere a las
“oficiales”.
Jorge Crespo no
solo es maestro de Karate y de Muay Thai sino que es juez y árbitro
internacional de ambas artes marciales.
Querido y respetado por todos los que aman las Artes
Marciales, creemos que ya es hora que el Instituto Peruano del Deporte lo llame
como asesor técnico y también sea reconocido públicamente para que las nuevas
generaciones y las más antiguas le rindamos el merecido homenaje a un Maestro
que ha entregado su vida a la formación de cientos de jóvenes.
Finalmente soy
de los convencidos que Jorge Crespo si hubiera nacido en este milenio, hoy
sería uno de los grandes fighters peruanos y a no dudar estaría presente en las
competencias de la organizaciones UFC y
Bellator así como están El Fuerte Barzola, Claudio El Niño Puelles, las
hermanas Velentina y Antonina Shevchenko, Jesús el Mudo Pinedo, Súper Codo
Bolaños y Humberto Bandenay.
Para quienes
quieren entrenar con un bravo de verdad, no duden en ponerse en contacto con
él. El Maestro Crespo da clases de
defensa personal no solo con un enfoque marcial sino de camino de vida, tan necesario hoy en día.
Excelente reseña de un grande.... Yo también lo vi en los años 80, en los campeonatos de Karate... Un gran peleador.
ResponderBorrarMis respetos para un profesional a carta cabal lo he visto en estos últimos años en kubaperu un gran aporte para los niños un ejemplo a seguir felicitaciones
ResponderBorrarIvangarteaga13@gmail.com
BorrarCrack de crack el sensei Crespo, lástima que todas sus peleas oficiales hayan sido en una época donde no había tanta facilidad para grabar, pero escucho de muchos maestros de varios estilos y artes, que era un temible peleador, dentro y fuera del cuadrilátero. Un genio.
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