lunes, 4 de marzo de 2019

EL MAESTRO JORGE CRESPO


Hablar de Jorge Crespo Peña son palabras mayores pues es reconocido y estimado en el mundo de las artes marciales peruanas como uno de sus grandes exponentes de todas las épocas. No hay duda alguna sobre ello.
No por nada está en el Hall de la Fama de la reconocida Asociación Sudamericana de Artes Marciales (ASAM) entidad que ha reconocido de esta forma la contribución de Jorge Crespo a las Artes Marciales en el Perú. Esta organización llevó a cabo años atrás  en Paraguay un torneo donde Crespo fue doble campeón, de su categoría (mediano) y en la categoría libre de grandes maestros, rompiendo con ello la supremacía que tenía Argentina en estos importantes torneos.

Jorge Crespo vivió en Miraflores (Calle Ramón Zavala) de un hogar formado por sus padres Ismael y Teresa de cuyo amor nacieron  también sus hermanos Juan Carlos y Antonio, quienes  practicaron Karate de igual manera.

A los 14 años fue el inicio en el Karate con el Sensei Luis Kusunoki discípulo del reconocido Sensei Masatoshi Oshiro, el Gran Masa, quien fue el creador del estilo Seygio Ryu (fusión de técnicas de Judo, Karate y de pelea callejera) y líder de la Escuela Tokumeykan en el barrio de la calle Roma, Miraflores. Ahí no solo aprendió los secretos del Karate sino forjó su carácter con grandes amigos como Poliakov y Tuto. Fui testigo presencial de sus grandes peleas ya que lo vi participar en los diversos torneos que se llevaron en los 80s; cuando las competencias de Karate eran bravas de verdad.

Jorge Crespo recuerda sus inicios de competidor siendo aún juvenil enfrentando a los mejores de su época que le llevaban años, centímetros y kilos. Crespo nunca arrugó. Nos cuenta que él iba a los torneos relajado. “Me divertía”, confiesa.  Crespo fue alumno también del temible Sensei Yasutaka Tanaka quien lo preparó para intervenir en el mundial de Bremen, Alemania (1980) y participó en el Mundial de Yokohama, Japón (1994) con la guía del gran Marcos Morón. 
Conversando una vez con otro bravo del Karate (estilo Goju Ryu), el maestro Fernando Romero, éste me contaba que nunca se cruzaron con Crespo en campeonato  alguno. “Había respeto entre ambos” dijo Romero. Cabe decir que Fernando Romero y Jorge Crespo entraban con todo por lo que ese duelo hubiera sacado chispas, como sacó chispas la vez que Crespo se enfrentó en privado con uno de los maestros más pintados de esa época. La pelea no tuvo solo técnicas de Karate sino de otras artes marciales que ambos dominaban. Ambos terminaron con sendos “quiñes”.

Un veterano karateca me contaba que todos sabían que Crespo siempre entraba barriendo (ashi barai) sea la pierna de apoyo o la más adelantada pero que a pesar que sabían ello era tal la versatilidad de sus ataques que la gran mayoría de veces el rival terminaba en el suelo. Otra de sus técnicas favoritas con el que muchas veces terminaba poniendo fuera de combate a sus opositores era el Ura Mawashi Geri, patada cuya técnica era de difícil ejecución pero que Crespo la hacía con gran técnica. Tenía gran facilidad para ejecutar técnicas de pie, lo que lo llevó a practicar el arte marcial coreano Tae Kwon Do con el Sabonin Alex Velásquez a mediados de los años 70s.

Son innumerables las anécdotas y amigos que acumuló a lo largo de más de 40 años de vida marcial. A inicios del 2000 se inició en otra arte marcial de origen tailandes, Muay Thai, con el profesor Jimmy Pool y luego con un bravo como Rodrigo Jorquera.  Hoy en día es Instructor Oficial de este arte marcial. Uno de sus grandes alumnos es el profesor Mateo Celli, múltiple campeón y gran persona.

No hace mucho, Crespo volvió a un tatami habiéndose preparado por varios meses con su maestro de toda la vida, Sensei Kusonoki para enfrentar a un rival más joven que él. Esta es una de las tantas vivencias de Crespo que deberían ser contadas en un libro. Sabrosas anécdotas que se desarrollaron no solo en Lima sino en gran parte del Perú y en países como Japón, Alemania y los Estados Unidos. Un grande dentro y fuera de los tatamis.

Después de haber estado alejado de la enseñanza del Karate, volvió por la senda de este noble arte marcial japonés acompañando a su heredero, su nieto Amir quien como discípulo del maestro cubano Raúl Espino de la escuela KubaPeru viene destacando con luz propia en cuanto torneo participa a sus escasos 7 años. Jorge Crespo dice que “el Sayayin ya tiene más peleas que él en toda su vida deportiva”; claro está que Crespo solo se refiere a las “oficiales”.
Jorge Crespo no solo es maestro de Karate y de Muay Thai sino que es juez y árbitro internacional de ambas artes marciales.

Querido y respetado por todos los que aman las Artes Marciales, creemos que ya es hora que el Instituto Peruano del Deporte lo llame como asesor técnico y también sea reconocido públicamente para que las nuevas generaciones y las más antiguas le rindamos el merecido homenaje a un Maestro que ha entregado su vida a la formación de cientos de jóvenes.

Finalmente soy de los convencidos que Jorge Crespo si hubiera nacido en este milenio, hoy sería uno de los grandes fighters peruanos y a no dudar estaría presente en las competencias de la organizaciones  UFC y Bellator así como están El Fuerte Barzola, Claudio El Niño Puelles, las hermanas Velentina y Antonina Shevchenko, Jesús el Mudo Pinedo, Súper Codo Bolaños y Humberto Bandenay.

Para quienes quieren entrenar con un bravo de verdad, no duden en ponerse en contacto con él.  El Maestro Crespo da clases de defensa personal no solo con un enfoque marcial sino de camino de vida,  tan necesario hoy en día.

4 comentarios:

  1. Excelente reseña de un grande.... Yo también lo vi en los años 80, en los campeonatos de Karate... Un gran peleador.

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  2. Mis respetos para un profesional a carta cabal lo he visto en estos últimos años en kubaperu un gran aporte para los niños un ejemplo a seguir felicitaciones

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  3. Crack de crack el sensei Crespo, lástima que todas sus peleas oficiales hayan sido en una época donde no había tanta facilidad para grabar, pero escucho de muchos maestros de varios estilos y artes, que era un temible peleador, dentro y fuera del cuadrilátero. Un genio.

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