Un buen amigo se
sorprendía que la prensa llamada “popular” estuviera tan presente incluso en
los albores de la República. La verdad no me sorprende que así fuera. Lima,
lugar donde se editaban la gran mayoría de los diarios y publicaciones, siempre
fue afecta a lo sensacionalista y a los rumores; aunque valga verdades si
comparamos aquella prensa de los años 60s y 70s, ésta no tiene ni punto de
comparación con lo que hemos visto a partir de los 90s, en un constante proceso
de degradación apelando al morbo, chisme barato e incluso a la mentira.
La prensa
popular de los años 60s y 70s siempre estuvo vinculada al horario vespertino, en aquellos años que se trabajaba en “horario
partido” y en las que las noticias no fluían con la velocidad de hoy en día.
Mencionaré a
cuatro vespertinos que competían básicamente apelando a temas de fútbol,
espectáculos y de los vinculados a la “crónica roja” (delitos de diversos tipos
y lo relacionado a esas noticias).
Extra estaba vinculada al
diario Expreso y en los 70s cubrió todo a lo referente al sonado crimen que
terminó con la vida del magnate Luis Banchero Rossi. Ultima Hora estaba vinculada a La Prensa y con titulares impactantes
(usando replana) cubría básicamente espectáculos con la brillante pluma de
Guido Monteverde, deportes y también las noticias “rojas”. El Comercio tuvo un
fugaz hermano, El Comercio Grafico
que apelaba sobre todo a la cobertura de fútbol y espectáculos. Finalmente La Tercera, vinculado a La Crónica,
cubría noticias de fútbol con la mano magistral de Pocho Rospigliosi y una gran
pléyade de periodistas y las noticias “rojas”.
Sin embargo,
debemos decir que la edición de Lima del
diario Correo (en un inicio en formato
tipo El Comercio) y su hermano OJO
también abarcaban este espacio aunque ambos salían a la venta a primera hora.
Cabe señalar que
uno podía encontrar titulares llamativos pero ello no significaba que las notas
estaban mal escritas. Brillantes periodistas
estrenaron sus plumas en esos diarios y un detalle importante a destacar
fue que Ultima Hora fue uno de los bastiones de la lucha contra la dictadura
militar hasta que cayera en manos del velascato en 1974 (era famoso su
suplemento político de los días sábados).
Ya con el inicio
de la transición democrática a raíz de la Asamblea Constituyente, los diarios
tomaron partido por las diversas opciones y reaparecen publicaciones como la
revista de izquierda Marka, Opinión
Libre de los hermanos Chirinos, Equis
X de Ismael Frías y dos ya existentes se fortalecieron; Gente de
Escardo y la hoy aún sobreviviente, Caretas.
Todas ellas de marcado tinte político, excepto Gente que lo tenía pero era más
farandulero.
A ellos se les
sumó dos publicaciones satíricas como Monos
y Monadas de Yerovi y Don Sofo (dos páginas que llamaban a continuar en la
página 24) del gran Sofocleto.
A fines de los
70s e inicios de los 80s, época con la que concluiré la nota, trajo consigo la
aparición de dos diarios de izquierda La
Voz de Efraín Ruiz Caro y sectores vinculados al PC moscovita y El Diario de Marka ligado a la
izquierda autodenominada “mariateguista”. A ellos se suma El País de corta duración; un proyecto ambicioso como El Observador bajo el paraguas del
Grupo Vulcano del magnate Luis León Rupp y el diario La República, de un accionario difundido que luego fue fagocitado
por el poder económico del “empresario de izquierda” Mohme Llona, diario que
nace de la mano del primero de una larga lista de diarios populares que
empiezan a aparecer, El Popular.
Con la aparición
de los nuevos diarios citados, los vespertinos se convierten en simples
matutinos y desaparece el gran diario La
Prensa que hasta el final representó a sectores de derecha.
No tardarían en
aparecer nuevos diarios y semanarios hasta la aparición de una prensa de dudosa
moral y peor aún calidad. La noche de la prensa peruana había empezado a
oscurecer.
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