domingo, 31 de marzo de 2019

ALEMANIA: GRANDES RECUERDOS

Viajé hará unos 29 años a Alemania por motivo de estudios. Eran otras épocas y otras circunstancias. Junto con mis actividades académicas pude visitar 32 ciudades entre grandes (Berlin, Hamburg, Frankfurt , Stuttgart, Dusseldorf y Munich), medianas (Freiburg, Ulm,  Bremen y  otras) y también pequeñas como Prien.
Siendo joven tuve suficiente energía para emprender exigentes horarios y largas horas de caminatas en las ciudades, lo que posibilitó aprovechar al máximo los casi seis meses que estuve; en la idea que no sabía si volvería de nuevo, algo que sucedió casi un año después.
Logré encontrarme con amigos que había conocido en el Perú como la pareja Raymonde y Knut (Hamburg), Ralf (Berlin), Michael y Barbara (Ulm), Bernd e Ingrid(Stuttgart) así como conocí gente muy amistosa como Elke (Freiburg).
En aquel año aún las comunicaciones eran lentas (correo) y las comunicaciones se hacían básicamente a través del teléfono fijo.
Gracias a mis profesores del idioma Alemán (Goethe Institut) pude tener una satisfactoria estadía ya que pude comunicarme con bastante solvencia en dicho idioma, lo que me permitió conocer  gente y experimentar la vida diaria.
Muchas cosas fueron novedosas y no solo me referiré a costumbres sino incluso en detalles como ir a un Centro Comercial como el Europa Center en Berlin (en la famosa Kudamm).
Mencionaré algunos detalles que en su momento fueron sorprendentes o novedosas como que los dos principales diarios de distribución nacional no eran publicados los domingos (Frankfurter Allgemeine y el Sudeutsche Zeitung; los suoermercados no atendían más allá de las 6.30 pm y  tampoco los domingos; las cosas eran mucho más caras en las tiendas de las Estaciones de Servicio; el servicio de transporte público era puntual y ordenado y contra lo que muchos podrán pensar, el diario más leído era el Bild (lo que aquí llamaríamos “prensa basura”).
Otras cosas novedosas para mi fueron que la numeración de las calles eran empezando del 1 y no como aquí desde el 100 (lo que hizo que en una ocasión caminara harto buscando el 384); también los pulsos ahorradores en las escaleras, las puertas que se abrían cuando un sensor detectaba un cuerpo frente a él; el primer piso de un edificio (Erste Stock) era el segundo para nosotros y uno podía comprar un diario sin que hubiera alguien presente sea porque había una máquina expendedora automática o porque simplemente uno dejaba el costo de la moneda en una canastita y se llevaba su ejemplar.
Mucha gente habla de la “frialdad de los alemanes” algo que pude constatar pero contrariamente. Conversé con mucha gente en la calle, en los kioskos, en el transporte público o en cafés y bares. Guardo el mejor de los recuerdos de la “Deutsche Gemütlichkeit”.
Degusté variados platos incluidas por supuesto las variadas salchichas,  fui a sitios con historia como el Hofbreuhaus en Munich; probé variadas cervezas y también los vinos del Rhin y los destilados de la Selva Negra (Kirsh) y diariamente iba a la Mensa de la Universidad de Freiburg (cuando estuve en esa ciudad) y en el Comedor  del Dresdner Bank. En Freiburg el costo del menú era de 3.20 marcos (equivalente a 2 dólares) y en el Dresdner Bank, el mismo banco asumía el pago en el almuerzo.
Si alguien me dijera qué país debería visitar en Europa, mi recomendación sin duda alguna sería Alemania. Un país de contrastes y de zonas imperdibles. El Alster y la calle Repperbahn de Hamburg, el Englischer GarteN, el Oktober Fest y el Olimpia Zentrum de Munich, los centros históricos de cualquiera de las ciudades; la SchwarzWald y el bar Jazz Haus de Freiburg, el Palmen Garten y el barrio de Sachsenhausen de Frankufurt, los baños romanos de Trier; los enormes atractivos de Berlin y tantos otros que la memoria ya no alcanza a recordar.
Finalmente tres recuerdos que siempre llevaré en mi corazón tienen que ver con la hospitalidad de mis amigos. Una vez (debido a problemas de conexión del transporte) volví a Ulm y al despedirme por segunda vez de mis amigos, los esposos Henni, recibí de ellos una “lonchera” para el viaje que aún me quedaba hacer rumbo a Luxemburgo. Otro fue la cena que compartí con Elke Gust, a quien conocí viajando en un servicio de viajes compartiendo asientos en un auto privado (Mit Fahr Zentral); aquel día era mi cumpleaños y ella tuvo la enorme gentileza de darme esa sorpresa, días antes que iniciara mi camino a Frankfurt, luego de haber estado casi 10 semanas en la ciudad de Freiburg. Y el tercero sucedió en Essen donde conocí a Annette, entonces casada con Mario, con quien mantengo amistad tras tantos años. 
Han pasado 29 años de aquel viaje y aún recuerdo cada detalle. Regresé al año siguiente (1991)  permaneciendo algo más de cuatro meses y no volví a regresar.

Vamos a ver si la vida me da una nueva oportunidad para ir a tan maravilloso país.

1 comentario:

  1. Esas experiencias de conocer otros entornos, otras culturas, otras personas que muchas veces cuentan con una forma de vida distinta a la nuestra, son reveladoras. Más allá de la anécdota nos hacen reflexionar sobre la base de las comparaciones con nuestra realidad. ¿Quienes somos?, ¿Qué tenemos?, ¡Qué deberiamos tener'. Interesante periplo que permite apreciar lo que tenemos, el potencial que esta a nuestro alcance y que hay tanto, pero tanto por hacer.

    ResponderBorrar