50 AÑOS DE UN DESASTRE

Faltan tan solo 14 días para recordar los 50 años de uno de los peores experimentos del Gobierno Militar en su Primera Fase que lideró el dictador Juan Velasco.

Aquel  24 de junio de 1969, un día  martes yo me encontraba leyendo en la biblioteca de mi padrino. Ninguno de sus hijos leía las hermosas enciclopedias que estaban en sus anaqueles. Yo sí lo hacía para lo cual iba una vez por semana para empaparme de saber. En la sala mi tío veía en su entonces moderno televisor en blanco y negro el discurso que concluyó con un impactante anuncio, “campesino, el patrón ya no comerá más de tu pobreza”. Fue un mensaje efectista elaborado por gente de su entorno, burócratas dorados del Sistema Nacional de Movilización Social, que como toda promesa del “paraíso comunista” pronto se convertiría en una pesadilla que llevó al Perú al atraso.

Algunos años después buscaron una justificación para ese experimento y concluyeron que “el impacto del terrorismo en la zona andina hubiera sido peor si no hubiera habido Reforma Agraria”. Justificación de algunos rojos para darle algún valor a una medida que empobreció el campo, destruyó una agricultura costera moderna y exitosa y convirtió florecientes haciendas tiempo después en quebradas Sociedades Agrícolas de Interés Social (SAIS) y en Cooperativas Agrarias de Producción (CAP). El Perú de exportador de azúcar se convirtió en importador de este producto y una floreciente industria del Ron quebró inexorablemente.

Algunos hacendados se convirtieron en empresarios industriales gracias al subsidio estatal y otros fueron estafados con los llamados Bonos de la Reforma Agraria, que tras 50 años el Estado se niega a honrar. La Reforma no fue tal sino una expropiación sin pago alguno. 

El lunes pasado Rolando Arellano hace un recuerdo de esta parte de nuestra historia y relieva a empresarios del sector agrario (tanto agroexportador como para los que se orientan al mercado interno). Gran iniciativa de IPAE que reseña Arellano  y que nos recuerda el trabajo de Rosario Bazán de DANPER y de Estuardo Masías de LA CALERA, por mencionar a dos.

Por años ser señalado como empresario fue un insulto. Era el explotador que “vivía a expensas de los trabajadores” y no el que creaba riqueza y desarrollo. Y ni qué decir del que poco a poco fue derrotando al desierto y gracias a una Ley de Fomento del Empleo en el Sector Agrario trajo pleno empleo en regiones costeras como Ica. La Contra Reforma” de los 90s dio sus frutos años después.

Hoy el Perú, gracias a los Tratados de Libre Comercio y el impuso privado, es uno de los principales exportadores en el mundo de espárragos, pimientos, uvas, berries, paltas y decenas de ítems más muchos de ellos procesados y con valor agregado. La realidad venció al comunismo, una vez más. Y en las regiones andinas nuevas formas de emprendimiento se generan a contrapelo de experimentos socializantes que originaron que los propios campesinos “mataran a las vacas que le daban leche y con ella elaboraban muchos productos” y tiempo después abandonaran el campo y migrarán a la costa (y en especial a Lima) poblando sus cerros y zonas periféricas.

Pese a las evidencias empíricas de lo que significa un experimento estatista (aquí en Perú con el desastre que inició con el Gobierno Militar  y en diversos países de Latinoamérica) aún hay gente que propone regresar al pasado estatista como lo dijo claramente el Ministro de Justicia de este gobierno. Un sinsentido del cual tomó cierta distancia al verse acorralado por diversas críticas desde diferentes ángulos de la sociedad.

Sin embargo está claro que este fallido mensaje es la avanzada de una propuesta que busca convertir al Perú en un campo de prueba cuyos resultados toda persona con dos dedos de frente avizora.

Esperamos que este recuerdo, tras 50 años de mentiras, sirva para alertar sobre los peligros que se ciernen sobre nuestra Patria.