En los 80s surgieron los primeros
Centro Comerciales, cada cual con diferentes ideas y prioridades. El tiempo mostró
que no era el camino del éxito. Camino
Real, Todos de Córpac, el entonces San Miguel, por citar a los tres que
recuerdo fracasaron, también vale decir también como consecuencia de la época de terror que vivíamos en
aquellos años.
Años más tarde, los dos primeros
Centros Comerciales con otro formato (Jockey
Plaza y Larcomar) marcaron el camino de lo que se debía hacer. Una administración centralizada, un plan de
desarrollo y una clara orientación del negocio.
Algo de esto se necesita hoy en
día en el Centro Histórico de Lima. Se habla de un Plan al 2035 que contempla la peatonalización de gran parte de sus
calles y un nuevo Tranvía que lo cruce. Sin embargo no se dice nada o por
lo menos no se comenta el carácter que
debe tener el Centro Histórico, máxime que hay miles de metros cuadrados
desocupados tanto de oficinas como de locales comerciales.
Por años la avenida La Colmena fue una de las avenidas más importantes de la
ciudad. Hermosos edificios, modernos cines (Colmena y Le Paris), concurridos cafés y restaurantes como el Tívoli, el Viena y el Mario y las principales líneas aéreas, por citar
a algunas empresas , estaban ubicados en esta avenida. Hoy La Colmena
languidece como languidecen las avenidas
Tacna, Garcilaso de la Vega y Abancay. No hay un plan de desarrollo
comercial que contemple el desarrollo de estas avenidas.
Las personas mayores recordarán
seguro - aparte de importantes cines
como Metro, República, Tacna, Excelsior,
Central, Bijou e incluso el Imperio y el Venecia- tres importantes centros
de diversión que hoy están cerrados. El Embassy, un gran club nocturno, el Sky
Room del Hotel Crillón y el Teatro Colón. ¿Por qué no revitalizar estos
centros de diversión y que la noche tenga la brillantez de los años 60s hasta
incluso 70s?
Qué decir también del ex hotel Crillón, hoy convertido en
sede de oficinas estatales, el
Bolívar que necesita una inyección
de dólares que lo transformen y el
Maury, cuyo famoso bar no tiene la prestancia que debería tener por una
mala administración. Junto a ello hay que promover lugares típicos como el Queirolo, Santa Isabel, Cordano y Carbone, cuidando su salubridad.
Es tiempo que el Centro Histórico recobre su prestancia. Que el Jirón de la Unión sea el centro de la
elegancia y la vida nocturna que empezó a volver a florecer a mediados de la
primera década de este siglo vuelva a tomar impulso.
También es necesario que se dé nuevo impulso al Corredor Ucayali-Ica como una opción cultural con su principal lugar,
el Teatro Municipal y el cercano Teatro Segura.
También es necesario que se dé nuevo impulso al Corredor Ucayali-Ica como una opción cultural con su principal lugar,
el Teatro Municipal y el cercano Teatro Segura.
Por cierto se necesita una mejor
iluminación, seguridad y orden (basta ya de comercio ambulatorio). Ojalá que la
actual administración de la ciudad tome el toro por las astas e impulse la
inversión privada y que no solo sea una empresa la interesada en remodelar edificios
sino muchas más.
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