lunes, 1 de abril de 2019

120 AÑOS DE INMIGRACION JAPONESA AL PERU

Se cumple 120 años de la primera ola de inmigración japonesa al Perú. Grandes hombres descendientes de ellos han destacado en diversos campos como la artista Tilsa Tsuchiya, el ingeniero Julio Kuroiwa, los chefs Rosita Kimura, y Humberto Sato, la poetisa Doris Moromisato, el economista Gustavo Yamada, los empresarios Hiraoka, Miyazato, Yoshimoto, Furukawa, Doi, Maruy entre tantos, el Sensei Masatoshi Oshiro, por citar algunos. No solo citaremos a los conocidos sino también a los anónimos que invirtieron su tiempo y recursos en pequeños restaurantes o se dedicaron a la agricultura en los valles de Cañete y Huaral, principalmente. Mención especial a Gerardo y Pedro del antiguo bar El Directorio. 

En la escuela primaria tuve dos compañeros niseis, José Luis Orikawa  y Julio Morikawa y en la secundaria, Pablo Akatsuka, Augusto Higaki, Syghio y Miyagi. En la universidad estudié con el citado Yamada así con Lidia Adachi, Galdys Umemoto, Katty Tomita, Mario Akamine y Nina Saito. En todos ellos pude apreciar su persistencia, dedicación, laboriosidad, respeto y otros valores, característicos de esta “colonia”.

Ya más grande conocí el trabajo del Sensei Tanaka en la Asociación de Karate Peruana Japonesa (AKPJ) del estilo Shotokan donde forjó grandes campeones como Gonzalo Platero, Renzo y Gonzalo Valencia, Gonzalo Bravo, Nanci Chiroma, Elsa Portaro y Alejandro Roca. También el trabajo de otros maestros del  Karate como Sensei Kokubo (Goyu Ryu) y Shinzato (Shorin Ryu) y el Sensei de Aikido Michio Kanai.
Siendo alumno del Sensei Tanaka pude comprobar el significado del espíritu marcial japonés. Practicaba con un muchacho de 16 años y nos quedábamos luego de las clases mientras los alumnos avanzados hacía una “clase especial” con Tanaka. Un día el Sensei “invitó” al muchacho a la “clase especial”en la cual hizo “kumite libre” (pelea) con él. Ya se imaginarán cómo quedó el muchacho al término de unos 40 minutos. Eso fue una prueba de valor que debió pasar el muchacho, la que al superarla le permitió acceder a ser parte de una élite a la cual el Sensei Tanaka le prestaba especial atención.

Lo sucedido me hizo entender algo mejor la mentalidad bastante diferente de los descendientes de japoneses. Claro está muchos siendo tales no mantienen las costumbres y respeto a sus ancestros pero los que conocí luego como María Elena Gonzalez Tanaka, Rolando Young, Miguel Yagui, Ricardo Toyama, Charo Masuoka, las hermanas Sueko y Reiko, Noriko Tanaka, Hiroko Chikiya, Jaime Sobero Taira, Charo  Kimura y muchos más sí tenían esas formas de actuar.
Mención aparte citaré al Presidente Alberto Fujimori, descendiente directo de padres japones,  quien fue el reconstructor del Perú tras el debacle de los años 80s, el que se inició con el primer gobierno del Presidente Belaúnde.

Así como miles de japoneses vinieron al Perú, otros tantos fueron a trabajar al Japón en los 90s; muchos de ellos descendientes de japoneses y otros “descendientes truchos”, quienes en algunos casos nos dejaron mal parados con sus actos deshonrosos.

El Karate me posibilitó aprender algo más sobre esta gran nación y también de su comida como el Yakisoba, las sopas Udon y Ramen, el Yakimeshi, los Makis, el dulce Yukameshi, el Tempura, la cerveza Sapporo, el Sake y otras delicias, algo que también tiene mi “hermana” Irina, gran consumidora sobre todo de Makis.


Un gran reconocimiento a la colonia japonesa quien con su trabajo silencioso pero fructífero ha contribuído con el Perú desde el Centro Cultural Peruano Japonés, la Clínica Centenario y el Policlínico Peruano Japonés.

Foto: Sensei Yasutaka Tanaka

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